Economía

El cuento del Bono del Sur

Después de haberse anunciado hace cuatro meses, el Ministerio de Finanzas de Venezuela anunció la emisión de un bono mixto con el Gobierno de Argentina, llamado bono del sur. Se trata en realidad de tres títulos por un monto de US$ 1.000 millones de los cuales la mitad consistiría en un bono venezolano con cobertura cambiaria que vencería en 2017 y la mitad restante estaría representada por dos papeles argentinos denominados Bonden 2012 y Bonden 2015, previamente emitidos y ahora en manos del Gobierno de Venezuela. La tasa de interés del bono venezolano se fijó en 6,5% y la de los argentinos en 5,59% y 7,0%, respectivamente.

Ha sido tal la improvisación en la emisión que al hacerse pública la oferta se desconocía si el componente venezolano del Bono del Sur sería negociable en el mercado financiero y fue dos días después que el Banco Central de Venezuela aprobó las condiciones para su transacción. Pero con todo y ello la demanda por ese papel de deuda ha sido tan grande que será insuficiente para satisfacer los requerimientos de divisas de empresas y familias que optaron por el dólar, unos porque no han tenido acceso a las divisas que entrega Cadivi y otros porque las tasas de interés pasivas son absurdamente negativas en términos reales, que la colocación de sus ahorro en moneda extranjera es una alternativa financiera atractiva.

En medio de la confusión que reina en el Ministerio de Finanzas se adelantaron dos explicaciones para justificar la salida del bono al mercado: la primera para absorber la liquidez excedente debido al aumento desproporcionado del gasto público, lo cual se ha traducido la depreciación del dólar en el mercado paralelo y la segunda, que mediante ese bono se levantarían fondos para refinanciar el servicio de la deuda pública.

Antes de analizar esos argumentos conviene precisar que las leyes de crédito público en Venezuela delimitan claramente el propósito de las emisiones de deuda, todo ello con el objeto de evitar la reiteración de los episodios de endeudamiento que ocurrieron en Venezuela y se tradujeron en el financiamiento de gasto corriente e inversiones de dudosa rentabilidad. Así, la Ley Orgánica de Administración Financiera del Sector Público (LOAFSP) pauta lo siguiente en su artículo 78: “Las operaciones de crédito público tendrán por objeto arbitrar recursos o fondos para realizar inversiones reproductivas, atender casos de evidente necesidad o de conveniencia nacional, incluida la dotación de títulos públicos al BCV para la realización de operaciones de mercado abierto con fines de regulación monetaria y cubrir necesidades transitorias de tesorería”. De esta manera, el argumento de la absorción de liquidez no tendría sentido legal aunque en realidad esa es la motivación de fondo del nuevo endeudamiento. Es importante destacar que el ministro de Finanzas, Nelson Merentes ha esgrimido que con estas colocaciones de bonos se estaría constituyendo una plaza financiera internacional en Caracas. Nada más absurdo y alejado de la realidad, entre otras cosas porque el peso argentino y bolívar son monedas débiles e inestables. Todavía más, el bolívar no es convertible.

Si se trata de drenar liquidez, esa función le corresponde al BCV, quien legalmente ejerce las competencias monetarias en Venezuela. Si el Ministerio de Finanzas comienza a actuar como el operador monetario, ello decretaría en los hechos el cierre operacional del BCV, porque un instituto emisor que no esté en condiciones de regular la liquidez es un banco central de papel. De esta manera el BCV estaría abdicando de sus funciones monetarias y se resumiría su actuación a un ente encargado de regular las comisiones bancarias y entregar las divisas que autoriza CADIVI. Esto lo que evidencia es la debilidad institucional del BCV. Por otra parte, si se tratase de un exceso de liquidez, el mismo se originó en un gasto público que superó con creces lo establecido en el presupuesto. Así, el Gobierno que gastó en exceso ahora tiene que emitir deuda para recoger la liquidez que él mismo generó. Entonces, ¿para qué realizó entonces un gasto excesivo si luego tendrá que endeudarse? Es cuestionable que una emisión de US$ 1.000 millones pueda contener la presión en el mercado paralelo sino se modera el flujo de liquidez y se propicia una reversión de los rendimientos que perciben los ahorristas, en virtud de tasas de interés reales significativamente negativas.

En el caso de que el propósito fuese el financiamiento del servicio de la deuda, entonces Venezuela estaría haciendo un mal negocio. A principios de 2006, el Gobierno optó por precancelar parte de la deuda externa, usando para ello recursos de Fonden. De esa manera se saldó parte de los Bonos Brady y la deuda con los organismos multilaterales como el Banco Mundial, que estaba denominada a tasa bajas, alrededor del 5,0%. Por ello, no se entiende que se haya liquidado un pasivo para emitir posteriormente otro a un mayor costo financiero, toda vez que el cupón de los bonos con cobertura cambiaria recién emitidos alcanza a 6,5%.

Si se trata de financiar el servicio de la deuda, lo más conveniente no es emitir un pasivo en momentos de holgura financiera, sino más bien usar un activo para cancelar un pasivo. Es decir, con las colocaciones de Fonden en dólares devengando una tasa promedio cercana al 3,5% anual, no tiene sentido que la República emita un bono a 6,5% anual cuando puede emplear los recursos de Fonden. Es preferible que esta institución, que es un ente del gobierno, recompre la deuda emitida previamente que debe estar colocada a un interés mayor al 7,0% anual, porque sus recursos están invertidos devengando una tasa de interés inferior.

Adicionalmente, debe destacarse que al cierre de octubre de 2006, el Gobierno Nacional, mantiene depositados en el BCV (cuenta de la Tesorería Nacional) y en el sistema bancario aproximadamente US$ 9.000 millones, parte de los cuales podrían haberse utilizado para financiar el servicio de la deuda. Por tanto, no es conveniente emitir deuda al 6,5% cuando se tienen recursos no usados en la Tesorería sin devengar rendimiento. En otras palabras, se está repitiendo la experiencia nefasta de 2005 cuando el Ministerio de Finanzas sobre endeudó a Venezuela.

Ha sido una práctica de la administración del Presidente Chávez recurrir al endeudamiento público en presencia de recursos disponibles. La gestión del ministro Nelson Merentes le está infligiendo un severo daño al patrimonio nacional debido a un endeudamiento no justificado. Esa cuenta con la justicia tendrá que ser saldada en algún momento. En todo caso, la adquisición del bono es una buena oportunidad para invertir en moneda extranjera toda vez que el tipo de cambio de la operación estaría alrededor de Bs/US$. 2.600, dependiendo del descuento aplicado, que al compararse con la cotización del mercado paralelo (Bs/US$ 3.050), reporta una ganancia instantánea de 17,3%, todo gracias al sistema de cambios dual.

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