Economía

El Estado Empresario

El aparato productivo estatal fracasó, todos y cada uno de los proyectos económicos que nacieron de la imaginación de los militares del proceso, se hundieron en la incompetencia. Centrales azucareros, fundos zamoranos y núcleos de desarrollo endógeno vinculados a la producción de alimentos, tuvieron que acudir a los importadores para suplir de bienes a Mercal, incapaces por sí solos de cumplir con los sueños de quijotes enloquecidos, empeñados en fundar empresas sin el talante ético propio del capitalismo. Pero estamos en un año electoral y el pueblo observa en silencio, sin mucho ánimo de pelea, juzgando fríamente. El gobierno debe mostrar resultados, logros económicos y sabe que no podrá hacerlo con las miles de cooperativas que vegetan en los rincones más deprimidos del país.

El viraje fue de 180 grados, ahora PDVSA se dedica a comprar empresas exitosas, la más reciente de las cuales fue Lácteos Los Andes, una organización que ganaderos y agricultores admiraban y con la cual habían logrado convenios importantes. Una industria de San Felipe, Multifruit, por ejemplo, propiedad de medianos propietarios, le vendía el 80% de su producción, alrededor de 3.000 toneladas de concentrado de naranjas, equivalente a millones de Kgs. de fruta. Y Lácteos quería más, buscaba ampliar el mercado de jugos y a veces peleaba con la Federación de Fruticultores porque quería importar y crecer. Pero el gobierno compró la empresa, una compra forzada podríamos decir, a muy buen precio para que no se pudieran negar. No la compraron tanto por el mercado de frutas, sino por el de la leche, pues ella controla alrededor del 6% de la producción nacional. El gobierno se confundió y cuando le dijeron que controlaba el 40% del consumo pasteurizado, pensó en producción lechera. Craso error.

Además, el mercado de los pasteurizados atiende a los sectores A, B y C de la población, la clase media fundamentalmente y no a la población objetivo: los sectores populares que van a Mercal. Entonces negociaron con CEALCO, una de las empresas más importantes y exitosas del país en el negocio de cavas refrigeradas: Mercal no tiene capacidad de refrigeración. ¿Pero y ahora, cómo distribuimos? Muy sencillo, compraremos Central Madeirense. Tampoco han pensado en la red nacional de distribuidores independientes, cientos de pequeños empresarios dueños de 350 refrigeradas que llevan los productos pasteurizados a todo el país, ¿les comprarán sus camioncitos también?

Y así vamos. La presión política propia de un año electoral impulsa al Estado a apropiarse, por las buenas o por las malas, a buen precio o a uno muy por encima del mercado, de las mejores organizaciones empresariales dedicadas a la producción y comercialización de alimentos, como si el problema del desabastecimiento fuera realmente un asunto de acaparamiento y no falta de producción. La prioridad del Gobierno es política, no económica. Esa es su gran contradicción, su gran debilidad. Ahora se dará cuenta, manejando Lácteos Los Andes, aún con la ayuda de grandes capitanes de empresa, como Victoriano García, que continuará asesorando por un tiempo a la nueva Directiva, de lo difícil que es producir. Más engorroso que privilegiar a Brasil o Argentina con generosos convenios para importar concentrado de naranja o leche. MERCOSUR es el gran enemigo de la producción agropecuaria nacional y los importadores del gobierno, los agentes de nuestra destrucción agropecuaria. El Estado tiene en sus manos la posibilidad de implementar un plan nacional contra el desabastecimiento a partir de políticas consensuadas entre productores, industriales y el gobierno. Todavía está a tiempo.

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