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El Gobierno liquidó el Bolívar Fuerte y aumentó «de facto» la gasolina

La salida de circulación del “Bolívar Fuerte” a razón de la Gaceta Oficial No. 41.536 ha provocado una incertidumbre en los venezolanos, y es que el precio de la gasolina sigue sin estar claro en Venezuela, el país con las reservas petroleras más importantes del planeta. Una contradicción tan grande como la cuenca del Orinoco.

Desde que Nicolás Maduro, el 17 de febrero de 2016, anunció el último aumento de la gasolina habían pasado casi 20 años estando congelada y siendo la más barata del mundo. Con apenas 0,097 bolívares por litro la de 95 octanos y 0,070 la de 91 pasaron a seis y un Bolívar fuerte, concretándose un aumento del 6.000% y 1.280% respectivamente. Todavía seguía siendo en extremo económica y provocaba pérdidas a la estatal petrolera Pdvsa en millones de dólares, pero era un aumento que todos los venezolanos veían venir.

El pasado 30 de noviembre el Banco Central de Venezuela hizo pública la descontinuación del “Bolívar Fuerte”, consolidando el “Bolívar Soberano” como moneda oficial de la República Bolivariana de Venezuela ya que, desde hace tres meses, ambos conos venían coexistiendo según la ley. Sin embargo, el primero se usaba casi exclusivamente para el pago de la gasolina en todo el país. Ahora bien, con el Bolívar Soberano como moneda oficial, ¿se está estableciendo también un aumento de facto en la gasolina? El Gobierno todavía no se pronuncia al respecto.

Combustible sin reglas

El economista y experto en materia petrolera, José Toro Hardy, indicó que actualmente “no existe ningún tipo de control sobre la gasolina” y alertó que la mayoría de los conductores “se van sin pagar” y, al no existir control alguno, “los verdaderos beneficiados son los bomberos, muy poco de ese dinero lo recibe Pdvsa, lo que aumenta el déficit petrolero”.

Semanas antes de la reconversión monetaria del 20 de agosto, el gobierno dispuso a las gasolineras del país un sistema electrónico para que los conductores pudiesen pagar el combustible al mismo precio en conjunto con el carnet de la patria y, además, especificaron que quienes no tengan ese carnet tendrían que pagar la gasolina a “precio internacional”.

“El ‘precio internacional’ al cual el gobierno se refiere tampoco está claro en lo absoluto. No se sabe si se refiere al precio en el que se vende en Bogotá, en los Estados Unidos o en Madrid, todos tienen distintos precios porque dependen de muchos otros factores. Por consecuencia, no se sabe a qué se refiere el gobierno cuando habla de precios internacionales”, declaró en exclusiva a Analítica.com.

El exmiembro principal del Directorio de Petróleos de Venezuela también indicó que el gobierno gastó millones de bolívares en las máquinas biométricas que, en conjunto con el Carnet de la Patria, tenían como objetivo racionar y controlar el consumo de la gasolina, “pero debido a la deficiente conexión a internet de Venezuela, fracasó rotundamente”.

La incógnita de un precio justo

Venezuela tiene, según el Fondo Monetario Internacional, la inflación más alta del mundo. Se espera que a final de 2018 supere los 10.000.000%. Una de las razones principales de la subida desmesurada de los precios es la industria del petróleo. El flujo de caja que debería tener Pdvsa se debería sustentar principalmente en los costos y precios de la importación y exportación de petróleo, los precios deberían cubrir los costos de producción para no tener pérdidas tan inmensas como las tiene la conocida estatal petrolera.

Ante esa problemática, el Banco Central de Venezuela se ve obligado a poner en circulación cada vez más y más bolívares soberanos  en las calles. Esto provoca que el déficit sea todavía mayor, debido que la moneda de cualquier país se sustenta en la producción de cualquier rubro, en el caso de Venezuela es el petróleo. Debido a que no se conoce cuánto combustible se está produciendo, cuánto cuesta producirlo o bajo cuáles estándares de calidad se está produciendo la gasolina, poder ubicar un precio justo del mismo para cubrir los costos de producción es una tarea complicada de llevar a cabo.

“Las refinerías venezolanas no están produciendo ni la cuarta parte de lo que necesita el país en materia de combustible. Si eso sigue así llegará un punto en donde el sistema colapsará totalmente”, precisó Toro Hardy.

Debido a las innumerables incógnitas que rodean el precio de la gasolina, el silencio inexplicable del gobierno y la falta de datos en torno a la producción, distribución y calidad del combustible provocan en el venezolano una sensación de desasosiego, y con razón, ya que si el presidente Nicolás Maduro no ha asomado alguna señal con respecto a este hidrocarburo, hacen pensar que vendrá un aumento sorpresivo para el ciudadano pero insuficiente para que Pdvsa pueda tener un balance positivo entre gastos ingresos. Parecer ser que la gasolina es un regalo sin fecha de caducidad a la vista.

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