Economía

El tipo de cambio dual

Durante 2007 el mercado cambiario presenció el ensanchamiento de la brecha entre el tipo de cambio oficial y la cotización del dólar en el mercado paralelo. Durante ese año, tres figuras públicas formaron parte de la picaresca económica de Venezuela al argumentar cada uno de ellos que el tipo de cambio paralelo carecía d importancia. Rodrigo Cabeza, entonces ministro de Finanzas, destilaba un odio visceral cada vez que le preguntaban sobre el tipo de cambio paralelo. Decían que ese mercado era insignificante y que no abarcaba más de 5% de las transacciones y que por esa razón no había que tomarlo en cuenta. Armando León, director del BCV, y vocero oficioso del ente emisor, dejó perplejo a quien haya leído un texto básico de economía cuando se atrevió a decir que “técnicamente el tipo de cambio del mercado paralelo no existe”. Si esto lo hubiese afirmado alguien que no detenta un cargo público importante, no hubiese tenido importancia, pero viniendo de un director del BCV ello se interpretó como una señal que dejaba el campo despejado para la especulación cambiaria y la depreciación del bolívar. Pero quien en realidad puso la nota folclórica de la partida fue la diputada Hiroshima Bravo, integrante de la Comisión de Finanzas de la asamblea Nacional, quien propuso encarcelar a quienes hablaran del mercado de cambio paralelo, porque según ella en Venezuela existe un solo tipo de cambio.

El resultado de todo ello fue que el diferencial cambiario se amplificó hasta alcanzar más de 200% a mediados de 2007 con sus nocivos efectos inflacionarios y sobre el desabastecimiento. La razón es obvia. Con bolívar tan debilitado el mejor negocio en Venezuela era tomar los dólares preferenciales de Cadivi y posteriormente usarlos para adquirir insumos para elaborar bienes para ser vendidos en Colombia al tipo de cambio paralelo. De esta manera, los precios internos tenían como referencia el dólar paralelo al tiempo que se estimulaba el contrabando. Aunque esto era visible y notorio, el gobierno hizo muy poco por detener la desvalorización del bolívar. De esta manera, la economía estuvo sometida a tensiones inflacionarias innecesarias que motivó la salida del ministro Rodrigo Cabeza en enero de 2008.

A partir de enero el gobierno comienza a prefigurar en firme la constitución de un mercado dual de divisas al intervenir de forma abierta mediante la colocación de notas estructuradas, mecanismo que ha propiciado una corrupción fenomenal en Venezuela pero que al mismo tiempo ha ayudado a cerrar el diferencial entre ambos tipos de cambio. Con las adjudicaciones a dedo de notas estructuradas a ciertos bancos y operadores cambiarios, Rafael Isea logró, a un costo elevado, bajar el precio del dólar paralelo, que según Armando León no existía, hasta Bs/US$ 3.500 en marzo de 2008 desde las alturas de Bs/US$ 5.500 a comienzo de enero. Para completar la faena en la lucha contra el tipo de cambio paralelo, el 21 de abril el Ministerio de Finanzas anuncio la emisión del Bono El Venezolano por US$ 3.000 millones para el sector corporativo con el objeto de atender importaciones de medicinas, alimentos y bienes de capital y a las personas naturales que deseen sacar sus capitales de Venezuela. Al vender el Ministerio de Finanzas el bono al precio 115% más los gastos de comisiones y el descuento con el cual se liquida el bono, surge un tipo de cambio aproximado de Bs/US$ 2.750. Esto tiene dos implicaciones importantes. Por una parte, se ha oficializado el mercado dual de cambio para el dólar, algo que estuvo evitando el gobierno. Por la otra, se ha producido una devaluación del bolívar, toda vez que quienes antes adquirían la divisa americana al tipo de cambio preferencial ahora deberán pagar al menos 25% adicional. De esta manera ha ocurrido una devaluación no anunciada del tipo cambio pero sin los beneficios que la corrección del tipo de cambio trae consigo. Primero, con esa devaluación no se mejoran las cuentas fiscales porque PDVSA seguirá vendiendo al BCV los dólares al tipo de cambio oficial. Segundo, los exportadores no recibirán el retorno de sus exportaciones a un tipo de cambio más elevado que compense los mayores costos internos, debido a la inflación interna.

Así, la colocación de estos bonos se traduce en una oportunidad única para que los venezolanos con suficiente liquidez obtengan dólares para ser transferidos al exterior a una tasa de cambio relativamente baja. Si hasta hace tres meses se estuvo pagando por el dólar más de Bs. 5.500 con más razón para comprarlo hoy a Bs. 2.750. De esta manera es el mismísimo gobierno quien está financiando la salida de capital en Venezuela. Cosas increíbles que ocurren en una caricatura de revolución.

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