Economía

Entre propuestas y hechos que se consuman

En el cierre del 2007 se percibe en el país un clima de tensión e incertidumbre por la cantidad de cargas que soporta el ciudadano. Y es que el 2007 va a caracterizarse como el año de las propuestas hacia cambios drásticos alentados por el gobierno sin una fase previa de adaptación a ellos, sin medir el impacto que tendrán en los diferentes frentes de la vida de los venezolanos, ni evaluar la pertinencia de su aplicación en el corto plazo tomando en cuenta la actual coyuntura política y socioeconómica, y .la fragmentación de la sociedad que tiende a radicalizarse frente a los contenidos y procedimientos de las reformas planteadas.

A la lucha cotidiana por sobrevivir, tarea nada fácil en una economía enferma que no logran ponerla en tratamiento, en una sociedad cercada por la violencia, se ha lanzado sobre la psiquis de los venezolanos un raudal de nuevos temas y escenarios que a partir del 2008 van a influir en su vida. Lo más sorprendente es que todas las cartas no están sobre la mesa, porque sigue pendiente una agenda oculta. Es un estilo reformador sin pausa, que va incluyendo discrecionalmente una materia sobre otra, contribuyendo así con el desasosiego de la población. Inicialmente el proyecto contenía 33 artículos. Con el correr de los días ese número se ha más que duplicado y todavía puede haber más sorpresas.

La propuesta fue evaluada desde el comienzo por los especialistas como un objetivo para dar un barniz de legalidad a hechos irregulares que ya estaban ocurriendo y se continúan sucediendo en el país, concretamente en el ámbito de la propiedad privada. También se advirtió que detrás de los textos redactados en un lenguaje ambiguo se estaba dejando la puerta abierta a la libre interpretación del funcionario encargado de hacer cumplir la reforma una vez que entre en vigencia. Sin embargo, la discrecionalidad comenzó en la AN, a puerta cerrada, con la adición de más artículos, violentando los trámites legislativos.

Se presenta el Art. 115 que no consagra el derecho de propiedad, sino sólo los diversos tipos de propiedad, con todas las prerrogativas para las propiedades colectivas, mixtas o públicas, y las limitaciones para la propiedad privada, asediada además con controles y nuevas cargas impositivas. La novedad es que desaparece el derecho de propiedad, y las diferentes formas de gestión económica, que coexisten hace rato en el país, ahora estarán bajo el control del Estado. El cooperativismo como forma de economía social y solidaria está presente en Venezuela desde comienzos del siglo XX. No es una invención de los nuevos tiempos. Su primera ley data de 1917, y su consolidación se registra a partir de 1975, como sistema autónomo, con valores y principios regidos por un estatuto internacional.

Se está eliminando el derecho constitucional de propiedad, el derecho de goce, disfrute y disposición de los bienes; y la garantía de que «sólo podrá ser declarada la expropiación de cualquier clase de bienes, por utilidad pública o interés social mediante sentencia firme y pago oportuno de justa indemnización», estableciendo ahora la ocupación previa a la indemnización.

El sólo anuncio de este punto de la reforma trajo consigo el recrudecimiento en el país de invasiones y ocupaciones, entre inmuebles, predios urbanos y agrícolas, e instalaciones turísticas. El Hotel Caracas Hilton, el complejo recreacional Ávila Mágica, y más recientemente el Campamento Canaima, de la empresa Hoturvensa, filial de la Línea Aérea Avensa, han cedido a la fuerza de los hechos que se están consumando aún sin ser aprobada la reforma. Cuando ello ocurra la onda expansiva no tendrá límites.

La reforma constitucional ha sido una constante en las democracias del mundo en aras de perfeccionar el sistema. En América Latina sólo Costa Rica ha mantenido su Carta Magna sin variaciones desde 1949. Los cambios siempre han tenido como norte el mejoramiento de la sociedad a través de la inclusión, la participación y el consenso. Muchas experiencias han marcado pautas positivas, y entre ellas llama la atención el proceso vivido en Sudáfrica entre 1994 y 1996 cuando sectores e individualidades lograron elevar 2 millones de propuestas a la Asamblea Constituyente. Una constitución bien equilibrada, madurada y consultada conduce a la paz y al entendimiento. Pero si es mal manejada, mal diseñada y manipulada puede degenerar en conflictos.

Preocupa entonces el escaso margen de consulta en nuestro país. Entre la reconversión monetaria, que requerirá un lapso de adaptación, y los cambios que se vienen encima, cuya dimensión es impredecible, el ciudadano está atrapado en un verdadero laberinto. Además de las amenazas sobre la propiedad privada, y la limitación de libertades, la nueva geometría del poder y la ruptura con la geopolítica estadal, federal o municipal originaria, cortará también con sentimientos, identidades, culturas y el arraigo a la tierra.

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