Economía

¿Está operando un cambio en la política petrolera y exterior venezolana?

La próxima gira del Presidente venezolano (%=Link(«http://analitica.com/bitblioteca/hchavez/default.asp»,»Hugo Chávez»)%), la cual comprende como destinos los Estados Unidos (EE.UU.), Arabia Saudita y Qatar, pudiera representar cambios en algunos aspectos de la política exterior y petrolera.

Hasta ahora, después de dos años en el gobierno, el Presidente venezolano ha adelantado una política exterior alejada de las prácticas de gobiernos democráticamente elegidos en Venezuela. La retórica antiimperialista, en alusión indirecta a los EE.UU., la propuesta de la formación de una (%=Link(«http://www.nato.int/»,»OTAN»)%) latinoamericana, los impases político-diplomáticos con el gobierno colombiano, las acusaciones de vinculaciones y apoyo por parte del gobierno venezolano a los grupos subversivos colombianos y otros en el sur del continente americano, la desaprobación al componente militar del Plan Colombia, el impulso político a la (%=Link(«http://www.opec.org/»,»OPEP»)%) y la cercana relación del gobierno venezolano con el de Fidel Castro son los aspectos más significativos de la política exterior venezolana de los últimos 2 años.

Algunos de los aspectos antes mencionados han sido punto de fricción, aunque el gobierno de Caracas se ha empeñado en negarlo, con los EE.UU. Sin embargo la administración saliente de (%=Link(«http://www.whitehouse.gov/history/presidents/bc42.html»,»Bill Clinton»)%) mantuvo una postura moderada y cauta con relación a las beligerancias discursivas del Presidente venezolano. Pero hoy día, después de la ya sabidas reñidas elecciones estadounidenses, en Washington hay nuevos actores, nuevas ideas en materia de política exterior, y tan importante como lo anterior, nuevas propuestas en materia energética. Estas últimas de gran preocupación para el gobierno actual de Caracas.

La política energética que se ha perfilado en Washington está aparentemente centrada e aspectos, tales como:

    a) Diversificar las fuentes de suministro local, impulsando la explotación petrolífera en Alaska, a lo cual era absolutamente negado el ex candidato presidencial (%=Link(«http://www.allgore.com/»,»Albert (Al) Gore»)%); para Gore la polítca energética estaba basada en el sostenimiento en el exterior de las fuentes tradicionales y amigas de suministro y en el plano local impulsar la sustitución del petróleo por fuentes energéticas más limpias, menos contaminantes

    b) Buscar acercamiento con Arabia Saudita y propiciar el distanciamiento de este país de las políticas OPEP

    c) Impulsar la cooperación energética con otros socios distintos a Venezuela, tales como México y Canadá

Resultados positivos para los EE.UU. por la ejecución de una política de este tipo, resultaría lesiva para Venezuela en tanto el mercado estadounidense es el primero en materia petrolera para el país latinoamericano y en el resto de continente no existe en la actualidad alguna economía que pudiera absorber las exportaciones de crudo venezolano.

Pareciera que el gobierno venezolano, está interesado en distender las relaciones con Washington, quizá para reiterarle su condición tradicional de suministrador petrolero, recuperar parte de la confianza perdida por tanta retórica antiimperialista y evitar que la aplicación frontal de la prevista política petrolera estadounidense reduzca la relación de comprador de los EE.UU. con relación a Venezuela. También se presume que en la ecuación político-petrolera de Chávez estaría buscar «cerrar» filas con Arabia Saudita, no solamente para intentar atenuar los efectos para Venezuela del posible estrechamiento de la vinculación de ésta con los EE.UU., sino también aprovechar la disposición de este país de impulsar a través de la OPEP un precio del crudo por el orden de los US$ 25. En la actualidad, el gobierno de Riyad aspira lograr un sostenimiento de los precios de la cesta OPEP (promedio del precio de 7 crudos de países de la Organización) en el monto señalado. Esta postura de Arabia Saudita, pareciera contar con la anuencia de los EE.UU., quien recientemente ha declarado, a través de su Secretario de Energía, que consideran válidos los US$ 25 y que tolerarían un crudo hasta US$ por barril. Actitud adoptada por Washington, aun cuando aspira materializar sus nuevas políticas energéticas ya señaladas. Como es sabido, precios muy elevados son tan negativos como unos precios deprimidos para los EE.UU. Precios muy bajos, afectan la rentabilidad de los productores locales estadounidenses pro los altos costos de explotación que poseen; esta condición rige también para el petróleo explotado en otras latitudes, como el Mar del Norte, por ejemplo.

No obstante, es conveniente destacar que un precio en esas condiciones no dejaría de tener consecuencias negativas en el mediano plazo impulsando en algún momento los precios hacia la baja. Más todavía cuando los pronósticos de distintas entidades económicas, como el Fondo Monetario Internacional (%=Link(«http://www.imf.org/»,»(FMI)»)%), por ejemplo, apuntan hacia un crecimiento económico moderado para el año 2001. En otros casos, también se habla de una desaceleración de la economía. Es de considerar, entonces, que una desaceleración de la economía estadounidense y de la economía global –sobre todo en puntos importantes como Asia (incluyendo China) y Europa-, tendrá como efecto un decrecimiento de la demanda mundial de petróleo. Un precio que presiona hacia el alza, seguramente encontrará respuesta en el mediano plazo en una caída significativa, como ocurrió durante el mes de enero del presente año. Se entiende que el descenso de los precios en las últimas semanas del año 2000 y lo que va del actual, se debió a una conjugación de factores, entre los que se cuentan:

    a) desaceleración económica en EE.UU. y el mundo

    b) precios altos (impulsados por los recortes de producción de la OPEP de 1999 y 2000)

    c) dificultades para que las refinerías procesaran los crudos en la cantidad y con la calidad (combustibles menos contaminantes) que exige el mercado pese a los niveles de desaceleración económica

    d) sobre oferta de crudo, producto de cuatro aumentos de la producción OPEP en el año 2001

    e) sobre oferta de crudo no –OPEP

    f) inventarios que comenzaron a tornarse altos

Por su parte, el presidente Chávez, además de estar aparentemente dispuesto a continuar la búsqueda de un protagonismo y liderazgo internacional desmedido –lo cual se podría incluso revertir en su contra-, también aspira que los precios del crudo se mantengan altos, no solamente para poder sostener el inmenso gasto fiscal que pretende, sino también para que halla el incentivo suficiente para desarrollar en su totalidad los proyectos de desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco. Las inmensas reservas de crudo extrapesado de la región (se estiman 260 mil millones de barriles), que tenían entre sus destinos ser aprovechadas a través de la Orimulsión, están ahora siendo consideradas más agudamente para otros fines. Se piensa, que el desarrollo de procesos para el mejoramiento de crudo –convertir crudos pesados y extrapesados en livianos sintéticos-, podría dar sus frutos exitosamente dentro de poco aumentando así las reservas técnicamente explotables del país. Esto sin duda potenciaría considerablemente el papel de Venezuela en el concierto petrolero mundial; le daría la posibilidad de negociar en mejores condiciones con sus socios de la OPEP y otros actores como los grandes consumidores.

La pregunta podría ser si el tiempo y las circunstancias políticas y energéticas globales de los años venideros permitirá, la materializan de este aspecto de la aparente política petrolera venezolana. Más todavía, con qué fines, más allá de los petroleros, podría ser usada el «arma» del petróleo que podría obtener Venezuela de lograr desarrollar óptimamente la tecnología para el mejoramiento de buena parte de las reservas de la Faja. Por otra parte, cómo reaccionará la OPEP, especialmente Arabia Saudita, si Venezuela comienza a exportar cantidades significativas de crudos mejorados de la Faja que no sin que esto no representara a su vez una disminución en las exportaciones venezolanas de crudos convencionales.

¿Se puede confiar en los sauditas?

Venezuela no debería asumir como plataforma, para formular la totalidad de su política petrolera a largo plazo, exclusivamente el marco político-petrolero que representa la OPEP. Los socios de la Organización, especialmente Arabia Saudita, no pueden ser considerados aliados incondicionales; mantendrán sincronía con la actuación venezolana en la medida que esto les convenga. Arabia Saudita tiene un amplio historial de disidencia con relación al cártel. Para nadie es un secreto su simbiosis político-petrolera-económica-militar con los EE.UU. Postura que difícilmente abandonarían.

Todos recuerdan que durante las profundas dificultades de la Organización a principios de la década de los ochenta para superar la pérdida de participación en el mercado, producto de la política OPEP misma y de la penetración de la producción no OPEP en los espacios dejados por la Organización- Arabia Saudí se adelantó su propia estrategia.

Para 1985, este país ante las presiones del mercado quebranta el compromiso ,voluntariamente adquirido, de la administración de la producción. Adicionalmente abandona el Arabe Liviano como marcador, desconoce la cuota de producción que tenía asignada y utiliza las fórmulas de comercialización tipo Net Back (comercialización según tendencia del mercado)

Dado los inconvenientes que tuvo para la saudíes la figura del net back –permitía a los países aumentar su participación en el mercado volumétricamente, pero a costa de una merma sustancial del precio-, se retornó a la administración de la producción. El precio del crudo llegó a estar por debajo de los US$ 10. La Organización reasumió su rol como catalizador del mercado.

Por otra parte, sería ingenuo pensar que Arabia Saudí esta en la actualidad impulsando un precio de US$ por correspondencia exclusiva con los intereses de la OPEP y sus socios. Nada más alejado de la realidad. Si los sauditas buscan sostener ese nivel es porque a ellos les beneficia y ya han determinado que tal posición, no es nociva para la estabilidad del suministro hacia los EE.UU. Que esta postura saudí pudiera ser considerada como favorable por los otros miembros, es una consecuencia.

Dado que en el Gobierno Nacional pareciera existir una suerte de compromiso extremo con la Organización así como la percepción que es ésta el único instrumento de la política petrolera, sería conveniente que se revisara ante todo, los intereses específicos de cada socio del cártel.

Milko Luis González: Internacionalista, Prof. de Petróleo y Geopolítica del Medio Oriente e Investigador Petrolero de la Universidad Central de Venezuela. E-mail:(%=Link(«mailto: [email protected]»,»[email protected]»)%)

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