Economía

Frente a la Cumbre del G20, la guerra de divisas convertida en guerrilla

Era evidente que luego del anuncio de la compra de 600 mil millones de dólares por Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal (FED) de los Estados Unidos, lo que significará añadir más dólares a los 1.75 billones emitidos en el punto más álgido de la crisis para comprar bonos del Tesoro a la banca, el euro comenzara a recuperar terreno frente al dólar, abaratando de nuevos los bienes estadounidenses (productos y servicios), de eso se trata una guerra de divisas, lo que al final conduce a una guerra comercial con estas devaluaciones que no tienen nada que ver con aumentos en la productividad y competitividad de una u otra economía. El presidente estadounidense, Barack Obama, ha dicho en la India sobre estas medidas, que son buenas para su país y por lo tanto para el mundo.

Así, luego que el euro fuera considerado como una divisa condenada a desaparecer que llegara a cotizarse hasta en 1.1882 dólares el 7 de junio pasado, de nuevo vuelve a tomar fuerza y este viernes cerraba en 1.4030, aún debajo de su nivel más alto en 2010 de 1.4573 dólares, del 13 de enero pasado, luego de alcanzar las estrellas el 22 de abril de 2008, en plena crisis, cuando se cotizó en 1.6 dólares, lo que hizo que en ese año su promedio anual fuera de 1.47 dólares, lejos de los 0.90 dólares de 2001.

Pero la incapacidad de la economía estadounidense para reaccionar ante la crisis y medidas aplicadas (de estimulo al crecimiento a través de la reducción de las tasas de interés y al consumo interno), han hecho que Bernanke tome nuevas disposiciones, justificadas por el lento crecimiento, debajo de 2%, la caída de la inflación, de apenas de 1.1% en septiembre (y de 0.8% la subyacente, que excluye los precios más inestables como los de la energía y alimentos) y los tipos de interés reales (descontada la inflación) entre 0 y 0.25%, que neutralizan cualquier alternativa convencional; todo ello está devolviéndole la vida al euro.

Pero esto, solo demuestra la inestabilidad que reina hoy en el mercado de las divisas, no solo entre el euro y el dólar, sino entre las diferentes divisas de referencia mundial. Por lo que nada está escrito en esta guerra, solo los que arriesgan y son pacientes hoy ganaran. Pero ello no solo aplica a las decisiones de los inversionistas, también a las de los gobiernos, pues no olvidemos que los países europeos están enfrentando problemas con su deuda soberana y el aumento de la liquidez en dólares, provocará una caída de los tipos de interés estadounidenses, que beneficiará a esos países.

De este modo, se reeditan los viejos tiempos de las economías latinoamericanas cuando se recurría a la máquina de hacer dinero para tratar de salir de la crisis, inyectando liquidez a la economía y luego aplicando programas de desmonetización. Solo que la historia ha querido que ahora, sean los países latinoamericanos los espectadores de las reacciones de los desarrollados ante la crisis y los nuevos experimentos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Pero las decisiones de la FED, dejan ver que pese a los acuerdos obtenidos entre los gobernadores de los bancos centrales del Grupo de los 20 (G20), reunidos en Corea del Sur del 22 y 23 de octubre pasado, para reducir los desequilibrios comerciales y evitar una guerra de divisas, y pese a la necesidad de coordinar las políticas para salir de la crisis, frente a falta de acuerdos para reformar el capitalismo, cada país se prepara para armar su propia guerrilla en el mercado de divisas y evitar una eventual guerra comercial abierta.

No olvidemos las declaraciones en esa reunión de Timothy Geithner, secretario del Tesoro (hacienda) estadounidense, quien insistió sobre la necesidad de la apreciación del yuan en las discusiones, ni los comentarios del gobernador del Banco de Francia, Christian Noyer, quien manifestaba que los acuerdos significaban “que pensamos promover una mayor estabilidad entre las principales divisas porque eso reducirá los riesgos de los movimientos bruscos a los que estarán sujetos los flujos de capital, que podrían facilitar la propagación de la inflación…”.

Aún más, que a partir de este viernes China ha pasado a aumentar su rol dentro del FMI, sobrepasando el que tenían países como Alemania, el Reino Unido y Francia, equiparado al de los Estados Unidos y Japón, con reservas cercanas a los 3 billones de dólares, por lo que difícilmente los países occidentales lograran que revalué su moneda, pese a que ahora la han hecho corresponsable de sus decisiones en el seno de un FMI revivido.

Entre tanto, Estados Unidos se disponen a aumentar sus exportaciones con las medidas adoptadas, al abaratar sus mercancías igual que China, de lo que las autoridades de ese país están conscientes y así lo manifestaron en la reunión de este fin de semana entre ministros de finanzas de los países del Foro de Cooperación Económica de Asia Pacifico (APEC), realizada en Japón, donde ambos países se dijeron contrarios a las devaluaciones competitivas.

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