Economía

Haciendo la diferencia

(%=Image(7298703,»L»)%) Washington (AIPE)- Si usted fuese un hombre muy rico que quiere ayudar a la gente donando dinero de la manera que produzca óptimos resultados, ¿qué haría?
Según la nueva lista de la revista Forbes de la gente más rica del mundo, hay casi 800 personas con fortunas de más de mil millones de dólares. Muchos de ellos hacen filantropía y donan inmensas cantidades de dinero a programas de ayuda a los pobres.

Al estudiar esas estadísticas, me impresionó que casi todos “le regalan un pescado a la gente, en lugar de enseñar a la gente a pescar”. Con esto quiero decir que casi todas las donaciones son hechas con el benévolo propósito de ayudar a los pobres con sus necesidades inmediatas, pero muy poco con el fin de cambiar el ambiente político y económico que los ha condenado a vidas miserables, sin oportunidades de progresar.

Sabemos que la mejor manera de eliminar la pobreza es a través de un rápido crecimiento económico. En las últimas décadas, los países que han crecido rápidamente han gozado también de la mayor caída de la mortalidad infantil y el mayor aumento del promedio de vida.

La ciencia económica ha avanzado al punto que sabemos cuáles políticas económicas se requieren para que cualquier país crezca rápidamente, sin importar su clima o sus recursos naturales. Por lo tanto sería mucho más efectivo en aliviar la miseria de los más pobres del mundo si los grandes filántropos aportaran fondos a las organizaciones y a los grupos que pueden lograr cambios en las políticas económicas, aunque ello no sea conducente a que la prensa publique mañana su fotografía y el reportaje sobre su donación.

En las últimas décadas hemos visto a varios países, con muy poca riqueza natural, establecer políticas económicas conducentes a muy altas tasas de crecimiento, gran reducción de la pobreza e inmensos saltos en la expectativa de vida. En el último medio siglo, Hong Kong y Singapur han aumentado el promedio de vida de sus habitantes en 20 años, Irlanda en 12 años y Corea del Sur en la impactante cifra de 31 años.

Por el contrario, muchos de los países que han recibido ayuda extranjera en Africa y América Latina, tanto de gobiernos, agencias multilaterales y de personas privadas, no han mejorado la salud y el bienestar de su población porque la gente no goza de un estado de derecho, protección a la propiedad privada, mercados libres, impuestos y regulaciones razonables y demás requisitos para lograr un crecimiento económico sostenido.

Quizás la más efectiva y productiva filantropía fue la del, ya fallecido, científico y empresario Robert Krieble. El tuvo la visión de predecir en los años 80 el colapso de la Unión Soviética y se dedicó a financiar y a entrenar a individuos y grupos de Europa Oriental antes del colapso del comunismo. Tales esfuerzos hicieron posible que individuos talentosos que habían aprendido sobre las ventajas del capitalismo democrático de libre mercado lograran influenciar las políticas de sus países después de la caída del comunismo.

No tengo ninguna duda que el crecimiento económico y el surgimiento de naciones democráticas en Europa Oriental hubieran sido mucho más lentos sin los fondos que Robert Krieble inyectó a esas fundaciones de estudios públicos que diseñaron los programas.

Esas personas y empresas que han invertido en institutos de estudios públicos en Estados Unidos y alrededor del mundo en los últimos 30 años son en gran parte responsables de que la mayoría de los países del mundo están creciendo más rápidamente que nunca antes en la historia. Ellos no tienen la satisfacción de ver a un niño pobre recibiendo alimento o tratamiento médico, pero sus donaciones han disminuido el número de niños pobres que necesitan donaciones de alimentos y tratamiento médico.

A pesar del progreso, muchos países del mundo siguen hundidos por infames políticas económicas, lo cual ofrece un amplio campo a donantes potenciales. Aquellos dispuestos a financiar instituciones alrededor del mundo dedicadas a mejorar el estado de derecho y los derechos de propiedad, lo mismo que a promover políticas impositivas y reguladoras que fomenten el crecimiento económico, lograrán un resultado mucho mayor y más positivo respecto a la pobreza que las donaciones tradicionales.

* Director general del Center for Economic Growth y académico asociado de Cato Institute.

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