Economía

Historia monetaria

La política monetaria de un país es parte fundamental de la sanidad económica de sus ciudadanos. El gobierno nacional ha anunciado que a partir del 1 de enero de 2008 contaremos con nuevas monedas que, de acuerdo a la versión oficial, contribuirán a la estabilidad monetaria de Venezuela.

Vamos a referir los recuerdos que tenemos del primer viaje que realizamos a Buenos Aires.

A mediados de 1976 decidimos, acompañados del matrimonio Díquez-Larrazábal, irnos a conocer la República Argentina. Conteniendo el deseo de relatar los pormenores de tan agradable viaje, nos limitaremos a unas historias monetarias.

Argentina salía del infame período de gobierno de los esposos Perón.

Juan Domingo Perón, acompañado de su esposa Isabelita (María Estela Martínez Costas) como vicepresidenta, habían ganado las elecciones que los condujeron a la Casa Rosada el 23 de septiembre de 1973. Perón fallece el 1° de julio del 74 e Isabelita accede ese mismo día a la presidencia.

El 24 de mayo de 1976, ante la negativa de dimitir, es derrocada por el ejército y sustituida por el General José Rafael Videla. Estuvo presa en el castillo de Messidor hasta julio de 1981 cuando se fue a vivir a España.

Para entonces el peso argentino que en enero de 1960 tenía una paridad de 82 pesos por dólar norteamericano y que a comienzos del 74 se cambiaba a 980 pesos por dólar, se había devaluado hasta algo así como 17200 pesos por unidad monetaria norteamericana.

Los argentinos cargaban en sus bolsillos atados de diez billetes de mil pesos cada uno y nadie se molestaba en contar si el atado contenía los diez billetes supuestos. La diferencia entre el cambio oficial y el cambio negro era de tres veces y las cuentas se pagaban con rumas de billetes.

El desequilibrio económico era tal que una dependienta de una tienda de primera calidad en la calle Florida –la más elegante de la ciudad- devengaba como sueldo por todo un mes de trabajo lo que costaba una habitación de un hotel de primera por una estadía de una noche.

Asistimos a una función de una magnífica zarzuela española, con cantantes y orquesta viva y pagamos por cada entrada, en la mejor localidad, el equivalente a real y medio venezolanos.

En aquel entonces, el gobierno decidió emitir, por primera vez, un billete de un millón de pesos. Gran noticia para los periódicos. Pocos días después, la emisión fue recogida.

Las autoridades del Banco Central de la República Argentina habían mandado colocar en el reverso del billete una panorámica de las cataratas del Iguazú. Pero en vez de mostrar una fotografía de la parte argentina de las cataratas, colocaron una vista del lado brasilero de las mismas. Un billete de un millón de pesos equivalía a algo así como cincuenta y ocho dólares. En el año 1996, la equivalencia monetaria del peso comentado se había devaluado hasta la incomprensible relación de diez billones de veces y había cambiado su nombre y su paridad en varias oportunidades.

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