Igualdad social, ¡pero por debajo!
Salvo muy contadas excepciones y Venezuela no es una de ellas, los gobiernos autocráticos (como el actual en nuestro país) van generando una destrucción y pobreza inversamente proporcional a su grado de autocracia y a sus necesidades de implantación y desarrollo de su modelo político.
Si revisamos detenidamente los poquísimos datos, maquillados y disponibles, para quienes los quieran ver, se evidencia que los problemas de Venezuela, disfrazados de una Democracia Participativa donde en realidad participan muy pocos. Tantos, que uno solo es el que participa a los demás de las decisiones tomadas, utilizando para ello en un uso obligado, ilegal, inconstitucional y abusivo de los medios de comunicación masiva, que termina siendo nada mas ni nada menos que la ratificación de la voluntad del líder de turno, pero creando el espejismo de la participación popular. Suerte de satisfacción subliminal magistralmente implementada por los ñangaras camaradas desde tiempos inmemorables.
En este juego que alguna vez llame de la mentira, es indiscutible el éxito mediático que ha logrado el sátrapa en trasladar el rotundo fracaso de los modelos estatistas autoritarios, hacia el supuesto fracaso de la economía de mercado vía el slogan: “Capitalismo Salvaje”, lo triste es que la gente compro esta mentira sin mirar hacia atrás, sin corroborar que estos mismos personajes que hoy tratan de implementar el totalitarismo del siglo XXI son los mismos dinosaurios, y sus herederos, que hundieron a la América Latina en este torbellino de pobreza, cuya inercia aun después de años de crecimiento relativo, mas no de desarrollo, continua.
Específicamente el actual gobierno usufructúa, a pesar de los incontables disparates administrativos, de una bonanza que no ha creado, que básicamente es el resultado de los altos ingresos petroleros y de un criminal endeudamiento interno y externo que en algún momento nos pasaran factura y que será entonces cuando tropezaremos de frente con el desastre, nos tratan de vender la idea de que los éxitos han sido consecuencia de sus esfuerzos, sacrificios y amor hacia nosotros y todo esto dentro del más puro salvajismo social, o Socialismo salvaje si mejor les parece.
No existe la menor duda de que este proyecto ubicado dentro de la izquierda totalitaria, prioriza la reducción de la desigualdad social igualando a sus actores por debajo. Es decir empobreciendo a toda la población, menos a su nueva elite. En el sobre entendido (sobre todo para ellos) de que su existencia presente y futura depende de sus necesidades temporales.
De allí que quienes se insertan o pretenden insertarse en ella, lo hacen a sabiendas de que su tiempo está contado y de allí que el país no este entre sus prioridades.
Si uno conversa con ellos, encontrará que la mayoría, que no todos, argumenta que “alguien tiene que hacer el trabajo, las obras o los proyectos y que lo que hacen es en bien del país”. Ejemplos de ello sobran en la inmensa cantidad de obras inconclusas o sobre preciadas, y/o cobradas mas no ejecutadas.
Otros solo esperan que la debacle obligue al gobierno a llamarlos dada su preponderancia en algunos sectores. Eso si todo ello en aras del bien de la patria.
Es indudable que en esto de la desigualdad, el sátrapa está teniendo un éxito tremendo dado que cada vez hay mas iguales… en pobreza; Aunque algunos son mas iguales que otros.
Solo basta ver las calles de nuestras ciudades repletas de basura, huecos e indigentes, pero también de nuevos y flamantes carros blindados de lujo y a las urbanizaciones, con sus nuevos inquilinos o propietarios que han alcanzado la igualdad en tan corto espacio de tiempo.
Chávez, comenzó este juego de la mentira desde que ingreso a la academia militar. Lo que la mayoría de sus seguidores no sabe y muchísimos de los no seguidores no creen, es que el lo seguirá jugando hasta lograr igualar por debajo a las clases sociales, entonces y solo entonces se darán cuenta de que ser igual, es la peor desgracia que podría habernos sucedido como pueblo.
Porque todos, la inmensa mayoría, seremos iguales…..Menos ellos, la “Nomenclatura” que serán; ¡muy pero muy pocos!
Amanecerá y Veremos.
