Economía

Informe petrolero: Consideraciones petroleras sobre el Plan Colombia

I. El bendito Plan Colombia

El Plan Colombia, es decir la asistencia político-económica-militar de Estados Unidos a Colombia en la supuesta lucha contra el narcotráfico, ha levantado efervescencia en la región; especialmente en los países fronterizos con el gobierno de Bogotá.

Sobre las implicaciones de la aplicación del Plan, el cual está contemplado en tres etapas flexibles en su aplicación e cuanto al orden y tiempo, se ha discutido mucho últimamente. Sin embargo, el debate actual sobre el tema, especialmente en Venezuela, como siempre responde a un modelo de política exterior reactiva y no proactiva. Las posibilidades de aplicación del Plan Colombia eran manejas por la opinión pública desde hace más de un año. Nunca hubo pronunciamientos oficiales al respecto. Como siempre, se esperó a que el problema llegara para empezar a hablar de él a convocar expertos y presuntos expertos y, ahora, es un “problema nacional”.

Pero más allá de estas consideraciones, pertinentes además, debe tomarse en cuenta que las probables o potenciales consecuencias del Plan no solamente están presentes en los ámbitos hasta ahora más discutidos sino también en un área tan sensible para Venezuela como es la petrolera. Las posibles implicaciones en este sector, tanto para Venezuela como para Colombia, pueden tener carácter negativo si no se toma en esta oportunidad la actitud de hacer política exterior proactiva y no reactiva.

En tal sentido, aun cuando es importante estudiar las implicaciones del Plan en sus distintas áreas, lo que corresponde al petróleo debe ser revisado con igual detenimiento. Especialmente porque esto podría tener repercusiones no solamente en términos energéticos y de seguridad y defensa nacional para ambas naciones (Venezuela-Colombia), sino también en el ámbito económico.

II. Posibles implicaciones para Venezuela

A. En el plano político-militar

· Reestructuración del mapa militar regional, por asistencia castrense de los Estados Unidos (EE.UU.) a las Fuerzas Armadas colombianas. El posible desbalance militar entre los países vecinos de Colombia -Venezuela , Perú, Ecuador, Brasil, Panamá- y éste, podría venir más en términos reales por la vía de la presencia activa de los EE.UU. en suelo colombiano que por la calidad del armamento y asistencia técnica que suministra Washington al ejército colombiano.

· Esto tomando en cuenta, la aparente política de Washington de intentar hacer presencia en Hispanoamérica no solamente a través del intercambio económico desregulado -del lado latino- y la difusión de sus valores culturales, sino también por medio de la presencia física, militar (bases militares)

· La posibilidad de movilización de actividades de actores irregulares colombianos hacia los países fronterizos de este país.

B. En el plano social

· El desplazamiento de civiles por la violencia generada por el enfrentamiento entre actores irregulares en Colombia (guerrilla, paramilitares, narcotráfico) con las Fuerzas Armadas y la policía colombianas.

C. En el plano petrolero

1) La posibilidad de que la aplicación efectiva del Plan Colombia tenga entre sus consecuencias el agudizamiento de atentados, por parte de grupos armados irregulares, en contra de instalaciones petroleras colombianas y venezolanas.

· En el caso de las colombianas, podría ser la más afectada las de la región CABO LIMÓN-COVEÑAS con serias implicaciones para la producción de crudo en ese país y para la garantía en cuanto al suministro de productos para el consumo interno colombiano. En el caso de la región del CATATUMBO, los derrames de crudo por posibles atentados guerrilleros tendrían repercusiones ecológicas graves. En lo que corresponde a la zona de BARRANCA-BERMEJAS, la agudización de atentados, como respuesta de la guerrilla a la aplicación del Plan Colombia, podría afectar la seguridad de las actividades de refinación.

· En el caso venezolano, la posible agudización de atentados guerrilleros a instalaciones petroleras podría afectar estructuras de importancia estratégica para el país como son las ubicadas en el Estado Zulia. Es de especial consideración las instalaciones propias para la refinación y la salida del Lago de Maracaibo. También podrían verse afectadas, aunque con consecuencias menos traumáticas por la modesta producción de la zona, las actividades petroleras venezolanas en el eje Apure-Barinas.

2) En caso que la agudización de saboteos y atentados en contra de instalaciones petroleras colombianas, llegarán a tener entre sus principales consecuencias la anulación parcial o total de la capacidad de producción colombiana; lo cual en ambos casos convertiría a ese país en un importador neto de petróleo. Esto sucede en un tiempo especial en el cual Colombia tiene entre sus preocupaciones energéticas el desgaste de sus yacimientos estrellas, Cusiana y Cupiagua, las pocas posibilidades de éxito en las nuevas exploraciones que adelantan la Occidental Petroleum y la British Petroleum (campos de Niscota y Samoré respectivamente) y el desestímulo de la inversión petrolera extranjera debido al clima de inestabilidad política y social en esa nación.

3) En tal sentido, resulta conveniente, revisar la totalidad de las posibles consecuencias que en el ámbito petrolero podría tener el Plan Colombia para ese país y para Venezuela. En una primera aproximación, encontramos que una impresión inicial es que Venezuela, por su cercanía y aparente capacidad petrolera, debería ser la principal opción de suministro. Sin embargo, la situación petrolera nacional actual de Venezuela, resulta un indicador de la posible incapacidad de este país para auxiliar al gobierno de Bogotá en materia petrolera.

4) A la fecha, Venezuela se encuentra produciendo por debajo de la cuota que asumiera producto de los acuerdos OPEP (unos 3,1 millones de b/d), debido a que su capacidad actual no le permite alcanzar la asignación de producción de crudo asumida. El prolongado recorte de producción durante los últimos casi dos años y la falta de políticas de sostenimiento de pozos dejó muchos de ellos en estado de inactividad tal, que hoy requieren procesos de recuperación, para llevarlos nuevamente a producción óptima, que precisan de tiempo e inversión.

5) Ante tal escenario petrolero venezolano, las opciones de suministro de Colombia en el ámbito regional parecieran no ser muchas y las distancias que significan importar crudo y productos de la región del pacífico (posiblemente Indonesia) o del Medio Oriente se traducen posibles altos costos por efectos del flete.

6) Habría que evaluar si, Venezuela podría recortar sus exportaciones hacia EE.UU. para auxiliar a Colombia. La asistencia a un cliente ocasional como los vecinos de éste país no justificaría alterar la relación de suministro tradicional y segura con los EE.UU. A menos que por acuerdos geoestratégicos, Washington-Caracas, se conviniera la asistencia venezolana a Bogotá.

7) De cualquier manera, el asunto del suministro petrolero colombiano, cualesquiera sean las vías por las cuales lo obtenga, debería ser también una preocupación de Venezuela. La condición de Colombia como segundo socio comercial de este país, después de EE.UU., debería hacerlo motivo de especial atención por parte del Gobierno Nacional Venezolano.

8) A tales efectos se recomienda fundamentalmente:

· La agudización de las medidas de seguridad y los esfuerzos de resguado en las instalaciones petroleras venezolanas a nivel nacional, haciendo especial énfasis en aquellas del occidente nacional y en las más cercanas a la frontera colombo-venezolana. La disposición de los EE.UU. de prestarle asistencia a Colombia en una coyuntura como esta pareciera estar presente, independientemente de cual sea el resultado de las elecciones de noviembre. En el último debate televisivo, tanto Bush como Gore dieron su aceptación y reconocimiento válido al Plan Colombia. Sin embargo, dado que dentro de los EE.UU. también existen grupos opositores al Plan, especialmente dentro de la sociedad civil, habría que preguntarse como justificaría el Congreso ante los contribuyentes estadounidenses la erogación de nuevos fondos para extender la asistencia a Colombia en materia energética.

· Estudiar en profundidad las implicaciones que para Venezuela tendría el cambio de Colombia de productor a importador neto y las alternativas de ese país en materia de suministro eficiente. Aunado a las repercusiones que en su presupuesto nacional, pudiera causar el gasto no tradicional en importación de energía.

· Alertar, aun bajo el supuesto de que el gobierno colombiano pudiera conocer de la situación, sobre la posibilidad del incremento de los atentados guerrilleros a instalaciones petroleras colombianas motivados por la aplicación del Plan Colombia.

· Propuesta a Colombia de la posible creación de una comisión especial colombo-venezolana para el estudio profundo de las probables implicaciones de la aplicación del Plan Colombia en materia petrolera.

Breve perfil energético en hidrocarburos

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III. Situación petrolera colombiana

1) Posibilidades de convertirse en importador neto de petróleo si no prospera la exploración en nuevas áreas, especialmente en los campos de Niscota (reservas estimadas 900 millones de barriles) y Samoré (reservas estimadas: 2.200 millones de barriles), donde se han cifrado importantes expectativas.

2) De no prosperar las nuevas exploraciones, lo cual debería traducirse en un incremento de las reservas del país, Colombia se convertiría en importador neto de petróleo aproximadamente hacia el año 20004

3) En la actualidad existe una declinación acelerada de los yacimientos de campos tradicionales e importantes como los de Cusiana (producción: 434 mil b/d), el cual produce más del 50% de crudo colombiano. Asimismo, se encuentra en declinación el campo de Cupiagua y el del Cabo Limón en el Arauca colombiano.

4) El país presenta grandes limitaciones que desestimulan la inversión extranjera en materia petrolera tales como:

a) rigidez jurídica y política en sus relaciones de asociación con corporaciones petroleras globales;

b) riesgos geológicos dados por las pocas posibilidades de descubrimientos;

c) técnicas por la existencia de estructuras geológicas complejas;

d) riesgos políticos-jurídicos dados por la cambiante actitud de los gobiernos colombianos en materia de asociaciones petroleras;

e) riesgos de inseguridad dado por la inestabilidad interna colombiana causada por los conflictos entre guerrilleros, paramilitares, narcotráfico y gobierno (especialmente los atentados permanentes a instalaciones petroleras);

f) riesgos en la debilidad financiera local colombiana y su poca fortaleza en los mercados financieros internacionales

g) Debilidad tecnológica de Ecopetrol

5) El país en la actualidad cuenta con aproximadamente el 80% de sus zonas potencialmente petrolíferas sin explorar

6) Colombia aspira adjudicar a 44 compañías petroleras internacionales, 27 prospectos de campos petroleros a través del programa RONDA 2000.

Milko Luis González S.: Prof. Petróleo y Geopolítica del Medio Oriente. Propiedad y difusión del artículo ÒQuantum Consultoría Integral. Todos los derechos reservados.

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