La caída de los precios del crudo muestra la menguante influencia de la OPEP
La OPEP ha perdido su histórica influencia para moldear el mercado petrolero: el valor de su crudo ha bajado un 17 % en un solo mes desde que acordara con Rusia y otros productores prolongar hasta marzo de 2018 un pacto de reducción de bombeo, que tenía como objetivo, precisamente, impulsar los precios.
La cotización del «oro negro» es mucho más baja que cuando acordó el 25 de mayo prolongar por otros nueve meses el acuerdo para reducir la producción en 1,8 millones de barriles diarios (mb/d).
Los catorce socios de la OPEP y otros diez grandes productores prosiguieron así con un recorte vigente desde enero.
Sin embargo, los productores que respaldan ese pacto no sólo han perdido cuota de mercado sino que ganan ahora menos por cada barril que extraen que hace un mes.
En el caso del crudo de la OPEP, el 25 de mayo cotizaba a 51,24 dólares, mientras que el valor de su último día de cotización, el jueves 22 de junio, era de 42,58 dólares, un descenso del 17 %.
Una combinación de exceso de oferta, altos inventarios y una demanda, que, aunque alta, se ha debilitado en China, está detrás de una situación que ha marcado los límites de la OPEP y su antes efectiva estrategia de recortar para aumentar los precios.
«Creo que detrás de la caída de los precios está que la estrategia de la OPEP no ha funcionado hasta ahora», opina Ehsan Ul-Haq, analista jefe de la consultora británica KBC.
«El objetivo de la OPEP era reducir los inventarios a la media de los últimos cinco años, pero lo que ha pasado es que la producción de Estados Unidos ha aumentado, pero también la de Libia y Nigeria», agrega el experto en declaraciones telefónicas a Efe.
Los dos países africanos mencionados son socios de la OPEP pero quedaron exentos del recorte para con la idea de recuperar cuota de mercado perdida por los conflictos internos que sufren.
Especialmente la producción de Libia se ha recuperado con fuerza y suma casi 900.000 barriles diarios, el triple que hace un año.
Pero el factor determinante es el resurgir de la producción estadounidense con métodos no convencionales, como el esquisto.
Según datos oficiales, la producción en Estados Unidos aumentó en 900.000 barriles diarios en los pasados nueve meses.
Eso se debe a que el número de pozos petrolíferos de la cada vez más eficiente industria estadounidense ha pasado de 421 el año pasado a 941 este año, según la compañía de análisis Baker Hughes.
Esta empresa, que contabiliza el número de explotaciones en Estados Unidos desde hace décadas, ha registrado incrementos de pozos durante 23 semanas seguidas, el periodo más largo en 30 años.
«Los productores petrolíferos de Estados Unidos se han vuelto más eficientes y están desarrollando nuevas tecnologías con menos costes», señala Ul-Haq para explicar que incluso con precios por debajo de 50 dólares estas explotaciones son rentables.
Esta oferta compensa los recortes de la OPEP y tiene como consecuencia que la reducción de las reservas mundiales se produce a un ritmo mucho menor del esperado.
«Se trata más de una situación de expectativas creadas porque los inventarios bajan pero no al ritmo esperado», indica el analista.
A la OPEP le resulta en esta situación, con el auge de la producción alternativo, más difícil «dictar» los precios, como lo hacía en el pasado, recuerda Ul-Haq.
Entre 2014 y 2016 la OPEP intentó expulsar del mercado a estos competidores aumentando su producción para bajar los precios, una estrategia opuesta a sus política tradicional -ahora recuperada- de recortar la producción para así hacer subir las cotizaciones.
El resultado fue que parte de las explotaciones de esquisto en EEUU cerraron porque no eran rentables, pero a mediano plazo los productores se hicieron más eficientes con precios bajos.
Para Ul-Haq los precios subirán lentamente en los próximos meses, aunque es poco probable que aumenten por encima de los 60 dólares, y apunta al difícil dilema futuro de la OPEP sobre extender o no su recorte de bombeo.
«Si la OPEP decide el año que viene no extender su acuerdo tendrá un problema, porque acaba en marzo de 2018. Probablemente la producción excesiva aumentará y eso tendrá un efecto depresivo sobre los precios», resume el dilema.
Otros analistas, como los del banco de inversión Goldman Sachs, consideran que los recientes descensos son excesivos y apuesta por un repunte.
«Seguimos considerando que los precios actuales son insostenibles a largo plazo; Los precios del petróleo están por debajo del costo de producción de los productores de esquisto», sostienen los analistas de ese banco.
Pese a los bajos precios no existen indicios de una posible reunión extraordinaria de la OPEP, aunque no se puede descartar si las cotizaciones siguen cayendo más aún.