Economía

La economía forajida

“En un mundo de desigualdades los ladrones igualitarios son personajes atractivos. Desde Robin Hood de Inglaterra al Jesse James de América y Pancho Villa de México, muchos países idolatran a valientes forajidos que toman de los ricos para dárselo a los pobres”.

La economía parece darle soporte a esta causa, dado que el desvío de fondos hacia los que menos tienen, lo gastarán inmediatamente e impulsarían el consumo y el PIB.

Aunque “el cálculo electoral de la redistribución se muestra favorable, también. Lo mejor es pequeño en números, pechar sus mansiones parece hacer ganar más votos que perderlos. Pero aquellos que inventan pechar a los pudientes, debieran andar más cuidadosamente. Mal diseñadas, tales políticas pudieran hacer más daño que bien”.

Así, el semanario inglés The Economics, introduce un análisis sobre las políticas de “redistribución” de dinero en las economías, a la luz de nuevos ensayos (publicados recientemente) que reportan las investigaciones de profesores universitarios.

Vivekinan Ashok y Ebonya Washington de la Universidad de Yale e Ilyana Kuziemko de la Universidad de Princeton, explicaron “que el apoyo a la redistribución debería, en teoría, elevar más los ingresos de los trabajadores cuando cae el ingreso promedio del país”.

Señalaron en su papel de trabajo, que esto viene de acuerdo a la edad. Que los menores de 40 años apoyan la política de elevar la redistribución alineados con la desigualdad.

Apoyándose en estadísticas, refirieron que “en los años 70 apoyaban más la redistribución que el resto de la población”. A mediados de los años 2000, “estaban muchos menos a favor, temiendo que la ayuda a los pobres pudiera cortar los beneficios a la salud”.

Para The Economics, lo señalado por el trabajo de investigación “sugiere que los beneficios de los paquetes de estímulo fiscal serían menores si apuntan sobre la base del ingreso”.

“También significa que la redistribución de ricos a pobres puede no ser una apuesta en una sola dirección: en impuestos exigidos a los más pudientes, estos liquidarían activos antes que cortar los gastos”.

La redistribución como teoría

En 1920, las andanzas de Robin Hood, Jesse James y Pancho Villa, encontraron justificación teórica en las argumentaciones de Arthur Charles Pigou, quien señaló que la transferencia anual de recursos, de los relativamente ricos a los relativamente pobres, incrementaría la producción nacional.

El razonamiento de Pigou fue muy sencillo. El ingreso tiene tres usos: el consumo o inversiones de los ricos, y el consumo de los pobres.

“La consecuencia de afectar a los ricos, disminuirá la inversión, pero sería compensada por las compras de mejor comida, ropa y educación por los pobres. Por tanto, impulsaría la producción”.

Pigou no fue socialista ni revolucionario. Sus trabajos estuvieron enmarcados dentro de las fronteras del capitalismo. Aunque cuestionó la eficacia del mismo, cuando no hay regulación por parte del Estado.
Llamada la “economía del bienestar”, la línea de pensamiento de Pigou se dirigió hacia la manera de mejorar el capitalismo existente y lo que el Estado podía hacer para mejorar las condiciones de vida de las personas.

Impacto de las misiones

Los trabajos de investigación de Yale y Princeton están basados en estadísticas y sondeos en países desarrollados. Sociedades con una significativa clase media, altos índices de valor agregado e ingresos per capita de los más altos del mundo.

Sin embargo, sugieren explicaciones a lo acontecido en Venezuela con la implementación de las llamadas “misiones”.

Los profesores universitarios, citados por The Economics, se plantearon hipótesis sobre qué sucedería si disminuye el ingreso de los más pobres.

Por el contrario, para analizar las consecuencias de las políticas de redistribución, planteadas con las misiones desde el 2003, deberíamos abordar lo contrario: qué sucede cuando se incrementa el ingreso de los más pobres, teniendo en consideración el contexto de la economía venezolana.

Con la Misión Barrio Adentro (2003), el fallecido presidente Hugo Chávez dio inicio a la era de las misiones en Venezuela. Lo que ocurrió teniendo a la vista el Referéndum revocatorio presidencial del 2004.

El venezolano pobre es usuario del sistema público de salud, por el cual no paga. Esta misión tuvo un impacto directo más en lo social que sobre la economía. Lo que significa que ser usuario de Barrio Adentro no mejoró el ingreso de los más pobres.

Por el contrario, las misiones educativas –que becaron principalmente a jóvenes- fue un subsidio directo para que siguieran o retomaran sus estudios.

Las primeras consecuencias de estas misiones, fue la deserción laboral de los jóvenes. La cantidad mensual asignada era ligeramente inferior al salario mínimo. Los jóvenes sacaban sus cuentas. Al percatarse, que restaban lo que gastaban en transporte y alimentos, era prácticamente lo mismo, dejaban de trabajar.

Esta situación, colocaba en la calle a jóvenes con dinero que no provenía de la producción de bienes y servicios.
La otra misión que ha producido un incremento directo del ingreso de los más pobres, ha sido la Gran Misión Vivienda, desde el 2011.

Las viviendas son entregadas, totalmente equipadas de electrodomésticos y muebles, y los beneficiados no pagan alquiler ni cuotas por dicho inmueble.

Se estima que una buena cantidad de los beneficios, pagaban antes alquileres por los espacios en donde habitaban. Al mudarse, ese dinero pasó quedó disponible para ser gastado, y lo vienen gastando.

Esto constituye un incremento del disponible para gastos en los más pobres, que proviene del subsidio total de la vivienda.

También es indudable que el sistema de administración de las divisas, con importaciones de alimentos a una tasa de 6,3 bolívares cuando el cambio en la calle es aproximadamente 50 veces más, es otra manera de redistribución del dinero.

Esta redistribución del dinero a los pobres, a través de la misiones, ocurren simultáneamente con el empequeñecimiento del aparato productivo privado. Un aparato productivo en manos, de los relativamente ricos de la sociedad.

Por otra parte, las grandes misiones no benefician a la clase media. No son los más pobres –por ahora- y están obligados a pagar alquileres y cuotas por las viviendas donde viven.
El subsidio a los alimentos, pudieran haber tenido un efecto de redistribución inicial. El que empezó a disiparse en la media que no dio para todos, y apareció la escasez. Como decía el maestro Aldemaro Romero: “Cuando se acabó lo que se daba”.

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