Economía

La economía y la banca venezolana

(%=Image(5768033,»L»)%)En las últimas semanas un tema frecuente en prensa es la eficiencia de la Banca. Comparando con otros países nuestro sistema financiero se ha llegado a la conclusión de que es ineficiente ya que sus gastos son superiores al resto de la muestra. Sin entrar en detalles sobre la información en la que se basa (hay artículos que señalan que se comparan las tasas activas más altas con respecto a las pasivas más bajas, cosa que no se hace con el resto de la muestra y sin tomar los costos que el propio Estado impone por la vía del encaje legal o los aportes a un Fondo de Garantías de Depósitos que parece poco operativo y confiable) es muy probable que la banca venezolana sea ineficiente pero no por las razones esgrimidas. Después de leer las diferentes declaraciones de las partes que intervienen en la discusión, cabe preguntarse el por qué de esa ineficiencia.

A partir de 1996 varios bancos extranjeros entraron al mercado y sin embargo presentaron características semejantes a la banca nacional, a pesar de que se puede pensar que conocen formas más “eficientes” de hacer banca. Esta idea me hace pensar que tal vez es demasiado facilista acusar de ineficiente a la banca sin pensar que tal vez existe alguna razón para ello, ya que si esto no fuera así, alguno de los participantes del mercado ya habría detectado la posibilidad de hacer mejores negocios a mejores costos y estaría obteniendo una utilidad por ello. Sin embargo esto no ocurre. Es difícil que por gusto se mantengan altas las tasas de interés para cubrir un exceso de costos proveniente de un uso excesivo de los gastos que pone en entredicho la rentabilidad de la empresa, en este caso del banco. Si algún banco no lo hiciera, podría caber la duda de que se trata de un problema gerencial, pero cuando se trata de todos los participantes (y los bancos del Estado son los peores de todos) se puede pensar que es un problema sistémico.

Veamos el entorno donde operan los bancos venezolanos. En principio parece injusto comparar el desempeño de cualquier empresa o banco venezolano en forma aislada del medio en el que se desenvolvió. Al comparar la eficiencia de un banco colombiano, se olvida que a pesar de la guerrilla ese país hasta hace poco ostentaba un nivel de riesgo mucho menor al venezolano y una economía más transparente. Si se trata de comparar la banca venezolana con la chilena, por ejemplo, la comparación es aún más injusta.

A pesar del petróleo, o tal vez a causa del petróleo, la deuda soberana venezolana ha sido una de las más riesgosas en la región. De hecho la evolución de la economía venezolana en los últimos años ha sido sólo superada (en lo malo) por Ecuador, país petrolero también. Adicionalmente a esto, el Instituto de Comercio Exterior hizo alguna vez un estudio que demostraba que el producir en Venezuela tenía una serie de sobrecostos (“penalizaciones”) comparado con producir en otros países de la región. Estos sobrecostos van desde la inseguridad pública, hasta la dificultad para obtener permisos, la mala calidad de la infraestructura, los costos laborales, la inseguridad jurídica, etc. Si la economía venezolana es tan ineficiente como parece, es poco sorprendente que la banca también lo sea, ya que termina siendo sólo un producto de su entorno.

El tamaño de la economía y su desempeño es un factor importante para cualquier empresa que opere en un país y por lo tanto para un banco. La economía petrolera tiene un tamaño excesivo para la banca, y la economía no petrolera en buena parte no hace uso del sistema bancario. Son contadas las empresas de cierto tamaño en el país, que no pertenezcan al Estado. Además tenemos que la constante incertidumbre de la última década no ha permitido hacer planificación a largo plazo ni tampoco inversiones. Las empresas exportadoras se han encontrado no sólo con que sus principales mercados de exportación se han deteriorado sino que la manía de la sobrevaluación en Venezuela hace esa tarea aún más difícil, sin mencionar el incumplimiento en el pago de los incentivos de exportación (draw back) por parte del gobierno. De esta forma las empresas han tenido pobres resultados que se reflejan en la banca. Finalmente tenemos la discusión sobre las tasas de interés. Parece ser el axioma aceptado como cierto por las autoridades del gobierno que las tasas de interés son altas porque la banca es ineficiente y los banqueros codiciosos. Nadie menciona la tasa de inflación, que se mantuvo en un extraordinariamente alto 20% en una economía donde no se hizo ningún tipo de ajuste (por lo menos económico) y el crecimiento económico, en el segundo semestre cuando ya el precio del petróleo estaba alto, cayó un 5,2%. La caída de la inversión es justificada por las “altas” tasas de interés sin hacer mención de la desconfianza reinante en los inversionistas potenciales en Venezuela.

En resumen, el enfoque sobre la ineficiencia de la banca parece estar desenfocado. Debería comenzar por determinar por qué Venezuela parece ser tan riesgosa, cuales son los factores que impactan en los costos generales de producir en Venezuela en comparación con otros países de la región, cuanto cuesta la inseguridad jurídica, la burocracía, la pésima infraestructura, los malos servicios públicos, etc. antes de poder comparar el sistema financiero venezolano con el de otros países de una manera justa.

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