Economía

La estatización de la banca

Quien esto escribe ha hecho un esfuerzo por comprender la naturaleza de lo que se denomina el proyecto chavista, tarea que he plasmado en un par de libros, ¿Qué es el socialismo del siglo XXI? y Refutación del Socialismo del Siglo XXI. De esos escritos se desprende que en realidad se trata de una modalidad de socialismo cuyos rasgos esenciales son similares a los que caracterizaron a la experiencia soviética y cuya expresión todavía viviente es el régimen cubano que ahora agoniza. Tres elementos caracterizan a ese socialismo: la estatización de la economía, un partido único en el poder y la hegemonía cultural y política de una ideología, en un caso el marxismo y en Venezuela, una mezcla amorfa entre bolivarianismo con elementos claramente fascistas.

En todas las experiencias de lo que se llamó socialismo, se estatizó la banca y Venezuela no va a ser la excepción y las razones son dos. En primer lugar, la ideología de Hugo Chávez está claramente anclada en esa versión antigua de socialismo soviético-cubano y lo suele hacer son movimientos tácticos para ganar tiempo e ir consolidando abiertamente su posición a la espera de coyunturas más favorables para continuar expandiendo el rol del Estado en la economía. En segundo término, quienes acompañan a Chávez en este propósito en cargos fundamentales de dirección de la economía también comparten su visón, de manera tal que el Presidente no tiene contrapeso en ese afán de estatizar la economía. Pero asumir por parte del Estado el dominio pleno del sistema financiero es una operación peligrosa y arriesgada, por eso hay que hacerla gradualmente para que no se sienta con toda la intensidad. Además la ensanchamiento del espacio estatal en la economía requiere necesariamente un control de cambios toda vez que la liquidez se queda atrapada en el sistema y los más que puede hacer la gente con sus depósitos es transferirlo de un banco a otro, pero está imposibilitada de adquirir libremente con esos depósitos dólares, euros u otras divisas.

No obstante las pruebas cada vez más visibles que exhibe Hugo Chávez, hay quienes por ilusión u oportunismo se niegan a ver lo evidente y es que en Venezuela se marcha hacia un proceso global de consolidación del dominio estatal de la economía y la reducción del ámbito del sector privado, tanto pequeño como mediado y grande. A un proyecto socialista del tenor del de Hugo Chávez no le conviene la empresa privada. Basta con observar el desprecio de los altos funcionarios civiles y militares hacia la empresa privada.

Hasta ahora el Estado se había conformado con un control indirecto del sistema bancario mediante las llamadas gavetas de créditos, el encaje legal y otras modalidades. Mediante esas gavetas de crédito, el 47% de los préstamos que otorga la banca están dirigidos hacia actividades que el gobierno decida. Es decir, ya el Estado en los hechos controla parte de la banca. Pero actualmente el gobierno decidió dar un paso fundamental: aprovechando las negociaciones por la adquisición del Banco de Venezuela entre grupos privados, optó por estatizarlo. Y luego vendrán otros bancos porque Chávez ha demostrado hasta la saciedad que no tiene límites en su ambición de controlar toda la vida nacional y los bancos no van a ser la excepción. No se trata exclusivamente del que el Estado quiera expandir su red para llegar a lugares donde ahora no lo hace, eso es lo accesorio. Más bien hay que ver esta estatización como parte de un proceso más general, que obedece a una filosofía política.

Con la estatización del Banco de Venezuela el mensaje es demasiado claro para que no sea visto en toda su magnitud: el Estado va por la grande en materia financiera y va a competir en condiciones ventajosas con los bancos privados que logren sobrevivir en esta difícil coyuntura económica caracterizada por la desaceleración de la actividad ecónomomica, deterioro de la cartera de créditos, alta inflación y la eventual venta de las notas estructuradas con pérdidas. Así, los bancos privados no la tendrán fácil y algunos con dificultades de liquidez podrían ser presa fácil de un Estado que disponiendo de recursos financieros abundantes, no vacilará en absorberlos. A ello hay que añadir las facultades adicionales con las cuales cortará el gobierno con las nuevas leyes surgidas de la Ley Habilitante lo que le permitirá estrechar su dominio sobre la banca y la economía.

Por estas razones todo indica que viene tiempos turbulentos porque el Presidente Chávez decidió poner el pie en el acelerador y radicalizar su política en un contexto electoral imponiendo medidas que ya fueron rechazadas en el proyecto de Reforma Constitucional el 2 de diciembre de 2007. Apuesta atrevida esta de ir contra los bancos pero se le facilita el trabajo con el control de cambio. Quien tenga ojo que vea y quien tenga dinero ya sabe lo que tiene que hacer.

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