Economía

La guerra de las toallas

Esta es una guerra que se libra  diariamente, al igual que la búsqueda de la leche o las sardinas, al igual que  la lucha por acortar el distanciamiento amargo que tenemos del aguacate. Al contrario de las otras batallas   contra la escasez, de las que se habla abiertamente por los medios  de comunicación, esta se ha visto realmente limitada y al principio solo se mencionaba entre susurros. Para empezar,  es un problema casi completamente femenino, es decir afecta a millones de venezolanas. Otros afectados, son los viejos. Me imagino que estallará cuando la escasez de  pañales le llegue a los  bebés y por esa vía a los padres hombres.
Lo cierto es que desaparecieron las toallas sanitarias y  desde los últimos días de noviembre  hasta hoy, hay que hacer verdaderas  peregrinaciones para encontrarlas. En la grandes cadenas de perfumerías y farmacia, cuando usted vea un estante vacío, seguramente es el que le correspondía al otrora floreciente negocio.
Por   la calle y en la red, el asunto ha destapado  a la gente de tal manera que se encuentra de todo. Desde almas retrógradas que como en su niñez lejana  no había modess ni tampones, tuvieron que lavar  pañales y ponérselos doblados y ahora quieren que lo hagan las demás, hasta los políticos socialistas que ven en eso una manera de realzar,   en vez de lamentar las carencias de la sociedad cubana, poniendo como ejemplo que en la isla  las toallas sanitarias son  un artículo casi inexistente y las mujeres de allá no han hecho de eso un casus belli.
Por supuesto las caraqueñas ,las  valencianas y las margariteñas,  que viven en tres  de las zonas  donde se ha sentido mas escasez, no comen cuento y  la mayoría considera que trabajar ocho horas en la calle y cuidar de la casa es suficiente para que encima uno llegue a  lavar nada y  menos  este tipo de producto. Hace largo tiempo se  había relegado  a las compresas a los recuerdos  lejanos del siglo pasado, junto a  aquello de planchar cuellos duros de  camisa de hombre ,   los filos de los pantalones  y las almidonadas  batas blancas  colegiales de los niños.
El gobierno, que en todo sospecha una conspiración de la derecha, hizo visitar por Indepabis las principales cadenas farmacéuticas para constatar una vez mas que el enemigo lo tenía dentro. Nada menos que es otra de  los problemas de Cadivi, ligado con una crisis  de distribución. Pero, fiel a su sistema, amenazó con el cierre y el descenso a los infiernos, para terminar en brazos de empresas chinas que deben haber hecho una exportación apresurada e insuficiente, porque  las que trajeron son delgaditas,  no absorbentes y   tampoco es que haya muchas. Podemos hacer una lista de negocios chinos para que hagamos una acaparadita.
Como el problema se extiende a las toallas que usan con frecuencia la gente mayor  con incontinencia,  la rabia se multiplica y las excusas siguen floreciendo.
¿No se han fijado que se han acabado las propagandas de las diferentes marcas que competían en suavidad, absorbencia y   contribución a la conservación del ambiente? Bueno, es por  eso.
Uno de los razonamientos mas disparatados que he visto es que se ha disparado el consumo porque había que darles toallas sanitarias a las damnificadas, como si antes del derrumbe  o lo que sea que sufrieron no las usasen.
Ya en 2007, el Presidente Chávez consideraba a las toallas un lujo y en estos días,  ha dado a entender que  considera un asunto de poca monta la protesta de las afectadas por la escasez. Su actitud y la de otros muchos y muchas, no es sino  un símbolo de retraso en el desarrollo de sus  relaciones sociales y económicas, que les  impide ver las necesidades del otro ,   que a la primera oportunidad, descalifican. Las horas de los demás, el trabajo de los demás, las incomodidades de los demás, no valen nada. Lo mas importante es lo mío, lo que yo pienso y lo que siento. Pues, sí es importante usar toallas sanitarias y tampones. Es de lo más importante para millones de mujeres y niñas de este país, para estudiar y trabajar cómodamente. Es importante para los empleados que las fabrican y los que las venden. Para los dueños de las empresas que las fabrican o las importan.  Es un recurso económico de primera línea en un mundo donde las mujeres en edad fértil están plenamente incorporadas al mercado de trabajo y necesitan indumentaria cómoda. No solamente tenemos derecho a los productos que faltan de los supermercados y farmacias, tenemos derecho a escoger diferentes marcas, tenemos derecho a pedir mejoras en esos productos. ¡Hasta cuando el aldeanismo mental confundido con revolución hace de las suyas!.

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