Economía

La revolución del esquisto

Estamos en presencia de una roca sedimentaria que es necesario fracturar hidráulicamente y sometida a temperaturas elevadas libera petróleo, agua y gas: el esquisto es considerado por los especialistas la mayor fuente potencial de hidrocarburos. Daniel Yergin en su Historia del Petróleo, resalta que es la mayor innovación energética del siglo. Los principales depósitos están en China, EEUU, Argentina, México, Sud África, Australia y Canadá. Los descubrimientos de reservas de esquisto le han dado un renovado vigor a la producción de petróleo y gas en EEUU.

La revolución del esquisto les quita poder a los países productores que conforman la OPEP, rejuvenece a EEUU y revive a todo el sector energético, aparte de ganar por lo menos una década de ventaja en la producción y comercialización, ya que se está adelantando por el conocimiento que tiene de su geología, la ubicación de los yacimientos, la extensa red de oleoductos, gasoductos y la cantidad de plataformas de perforación que dispone. Definitivamente esta sinergia no existe en países como China, con reservas de 1.275 billones de pies cúbicos y un aspecto esencial que favorece a Norteamérica es que los terrenos están en manos privadas, lo que facilita sin lugar a dudas su explotación.

Empresas como Statoil de Noruega han ido adquiriendo propiedades en Norteamérica, en especial en Dakota del Norte, a pesar de que es un proceso horizontal, pero más intensivo y costoso que la perforación subterránea, por ello la industria invierte miles de millones de dólares porque la energía de esquisto es sostenible y puede ser explotada si se tiene especial cuidado con la ecología. Estos descubrimientos se convierten en una fuerza perturbadora, que afecta a los países y compañías que realizan la explotación tradicional del petróleo.

En muy poco tiempo el tablero energético ha cambiado por completo, se realinean los mercados y las naciones que nunca habían tenido disponibilidad de energía, ahora pueden avanzar hacia la suficiencia energética e incluso ser exportadores, como ya lo ha vaticinado la Agencia Internacional de Energía en relación al coloso del Norte. En el caso de China, Francia y Polonia, entre otros, están encontrando enormes dificultades para hacer rentable este descubrimiento, lo cierto es que se modifican los mercados y repetimos hay que ser cauteloso por el riesgo de dañar suelos y subsuelos, pero las ventajas son innegables y se impondrán a marchas forzadas en el mundo.

Ratificamos que los expertos reconocen un orden de prioridades en la geología, tecnología y cuando los minerales pertenecen a particulares. La realidad es que los costos de la perforación de un pozo en Francia, Polonia y Argentina, por ejemplo, son muy superiores y también el proceso de fracturación hidráulica para comenzar a producir. Por ello los intentos efectuados no han sido beneficiosos desde un punto de vista comercial. China posee las mayores reservas de esquisto, lamentablemente se encuentran en zonas áridas o densamente pobladas.

Esta revolución comenzó en los años 90 en Fort Worth, Texas, y la tecnología fue desarrollada por compañías independientes que asumieron el riesgo financiero, gracias a la colaboración de los dueños de tierras y Wall Street se interesó, desde un principio. Sin embargo el factor decisivo fue la experiencia histórica de Norteamérica, que ya mencionamos, porque ese conjunto de factores no existe en otros lugares, además de las particulares características de su modelo empresarial emprendedor.

Hay que insistir que el esquisto abunda en superficies que hasta ahora eran calificadas de muy pobres en materia de hidrocarburos y por consiguiente dependientes de las importaciones; en cambio esta revolución le da oportunidades a Sud África, Polonia, Australia, Francia, Chile, Paraguay, Suecia, Paquistán y la India. Recordemos que Venezuela dispone de enormes reservas de gas natural que no han sido debidamente explotadas, a pesar de que forman parte de la Plataforma Continental, que Trinidad sí ha sabido extraer y comercializar con enorme éxito.

Para concluir, las empresas petroleras que tuvieron la visión e invirtieron asumiendo los riesgos, ahora están en ascenso y han repartido extraordinarias utilidades a sus accionistas, lo cual explica que gigantes petroleros como Exxon Mobil estén adquiriendo compañías medianas y pequeñas que invirtieron oportunamente en la producción de esquisto. Venezuela debe seguir con especial atención esta revolución que beneficia a su principal cliente hemisférico, que en unos años será exportador neto de petróleo y gas.

 

 

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