Economía

La segunda muerte del BCV y la reconversión monetaria

Una vez más el presidente Hugo Chávez ha sido explícito acerca de sus propósitos de liquidar al Banco Central de Venezuela (BCV). Se equivocan quienes piensan que el asunto radica en limitar la autonomía del BCV. No, el plan consiste en la eliminación de la institución del banco central porque un instituto emisor con funciones monetarias propias es incompatible con el modelo de socialismo a la cubana con el cual el presidente Chávez simpatiza. De hecho, si no se derrota la reforma constitucional, al igual que en Cuba, el de Venezuela será el único banco central de la región totalmente controlado por el Gobierno. Chávez fue muy claro cuando afirmó: “Propongo que transformemos al Banco Central de Venezuela y eliminemos todo vestigio de autonomía. El BCV no puede ser autónomo”. Esta es la segunda muerte del BCV porque la primera ocurrió el julio de 2005 cuando se consumó la expoliación de las reservas del BCV con la complicidad del Directorio del Instituto. Efectivamente, con los traspasos de las divisas del BCV al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) se ha debilitado significativamente el poder de compra del bolívar en virtud del aumento de la inflación que ello lleva implícito. Esa acción abiertamente ilegal ha sido posible ante la mirada encubridora del TSJ quien tiene paralizada la demanda de nulidad interpuesta para que al BCV le sean resarcidos sus activos internacionales.

Conviene recordar que en Venezuela las emisiones de dinero tienen como soporte las reservas internacionales en poder del BCV y que los billetes y monedas en circulación tienen valor no por el papel en que fueron impresos o el metal en que fueron acuñadas sino más bien en tanto y en cuanto esas unidades monetarias tienen el respaldo de un banco central con la fuerza financiera para defender la economía de la inflación. Al eliminarse la autonomía del BCV la economía venezolana quedará sin el ente que pueda aplicar una política monetaria que preserve la capacidad de compra del dinero con lo cual aumenta el riesgo y la incertidumbre en el país. Otorgarle al Presidente de la República la facultad para administrar y disponer de los activos externos del BCV es equivalente a supeditar la política monetaria a los designios del Gobierno y con ello se maximiza el potencial de una devaluación del bolívar y de un aumento de la inflación en Venezuela, en vista de una gestión presupuestaria marcada por la irresponsabilidad y el sesgo hacia el déficit. Por situaciones como estas, de abuso con la impresión desordenada de dinero, pasaron la gran mayoría de las naciones de América Latina y ya aprendieron la lección que les dejo las crisis de hiperinflación con sus secuelas de pobreza y decadencia social y por esa razón fue que se consagró la autonomía de los bancos centrales desde comienzo de la década de los noventa. Ahora el gobierno de Chávez se da la vuelta y reitera el error que se cometió en la región al proponer la eliminación del BCV y supeditar el manejo monetario al Gobierno de turno. La estabilidad monetaria de un país es algo demasiado serio y por esa razón se le encomienda al banco central como agencia especializada, responsable ante la nación. Donde quiera que el Gobierno controlado y dirigido la política monetaria los daños a la sociedad han sido severos en materia de inflación de lo cual es un testigo viviente Argentina.

Lo grave de esta situación para Venezuela tiene que ver con el hecho de que la desaparición del BCV y sus correspondientes funciones monetarias ocurre en el contexto de la aplicación de una reconversión monetaria y el lanzamiento del llamado bolívar fuerte. De esta manera, al dejar de existir el BCV y con ello la disposición de las reservas internacionales por parte del Presidente de la República, las emisiones de dinero quedarían sin la fortaleza suficiente como para asegurarle al nuevo bolívar la credibilidad de la cual debe gozar una moneda de aceptación general. Por lo expuesto anteriormente se deduce que Venezuela enfrenta el peligro de que el bolívar se continúe depreciando y la inflación se desborde toda vez que arrebatarle la gestión de la política monetaria al BCV implicaría que ya las reservas internacionales no serían el apoyo de la liquidez monetaria en circulación sino más bien una especie de caja chica para el financiamiento del gasto corriente, los planes en el exterior que adelanta el Gobierno y cuanto ocurrencia pase por la mente de Hugo Chávez. ¡¡¡Que Dios no agarre confesados!!!

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