La trayectoria petrolera
En Venezuela hubo una trayectoria petrolera con un balance positivo de medio siglo, aunque sin diversificar la base exportadora de la economía. Los cambios institucionales de 1913-22 influyeron positivamente en el manejo fiscal de los recursos petroleros desde los años veinte, pero en los años setenta el proceso político terminó moldeando, una vez más, la institución fiscal para aumentar el papel del Estado en la economía, incluso como fue notorio en el caso de Venezuela, para estimular conductas rentistas y de corrupción de sectores cercanos al gobierno y para sostener temporalmente precarios regímenes de política económica.
Esto no ocurrió en Noruega, donde el marco institucional fuerte de un país desarrollado existía previamente a la aparición del petróleo. Como dicen Auty y Gelb, destacados estudiosos de países petroleros, no deja de ser irónico que “la trampa de la dependencia de un recurso natural” se profundice por los esfuerzos de gobiernos de reducir dicha dependencia con políticas que crean “distorsiones” que impiden la diversificación de las exportaciones, pero si facilitan la distribución de rentas y el robo a los sectores económicos cercanos al gobierno donde prevalece el rentismo como conducta económica. Las consecuencias negativas de viejas prácticas rentistas llevadas por el chavismo a niveles desconocidos antes en América Latina, son desastrosas en términos socioeconómico para Venezuela y duraderas vista la falta de disposición de este movimiento político en 13 años para mejorar las instituciones y reorientar la estrategia de diversificación de las exportaciones.
Investigadores nórdicos – Mehlum, Moene y Torvik – argumentan que los países con “malas instituciones” sufren el doble de deterioro debido a los recursos naturales, pues a medida que “las instituciones son peores” se fortalece el efecto negativo de disponer de más recursos naturales. Esta es la triste descripción de la situación de Venezuela con los cambios políticos e institucionales del chavismo desde 1999. El aumento de los precios del petróleo en el siglo XXI elevó los ingresos fiscales, pero sobretodo la actividad de grupos rentistas en desmedro del interés nacional.
