Economía

Las demandas internacionales en contra de PDVSA

ExxonMobil ha introducido dos reclamos contra PDVSA ante centros internacionales de arbitraje, uno en París y otro en Washington. La querella más restringida, la presentada en París, acaba de ser decidida a favor de ExxonMobil por la cantidad de $908 millones, una suma cercana al valor en libros de lo que ExxonMobil alegó le había sido expropiado por PDVSA sin indemnización. La segunda querella, en el Banco Mundial, en Washington, aún no ha sido decidida y, en vista del antecedente de París, pudiera ir también en contra de PDVSA por un monto difícil de pronosticar.

Lo que sorprende es la manera como estos juicios son vistos por agencias noticiosas internacionales y por leídos analistas venezolanos. Son vistos esencialmente como una contienda donde, simplemente, uno gana si obtiene una gran compensación o pierde si la compensación es menor a la esperada. No son vistos en su más amplia dimensión, por lo que significan en materia de derecho internacional, de responsabilidad corporativa y del significado real de la llamada soberanía nacional.

Lo que leemos en mucha de la prensa y de los blogs de analistas es que para algunos PDVSA “ganó” y ExxonMobil “perdió”, mientras que para otros la cosa fué al revés, siempre en términos monetarios. El asunto se ha tratado casi como un partido entre el caracas y el Magallanes. Por supuesto, el dinero es importante pero los principios deberían ser aún más importantes.

Por ejemplo:

(1), Un principio que se ha robustecido es que las desaveniencias entre dos empresas, aunque una de ellas sea propiedad de un estado soberano, deben ir a un arbitraje internacional independiente de las partes. Esto es algo que el régimen de Chávez ha tratado de desconocer, en el nombre de una pretendida soberanía nacional que no es tal. Esa pretensión de Chávez se acabó y, aunque siga hablando de ello, los contratos firmados con empresas extranjeras tienen todos una claúsula de arbitraje internacional (los Chinos sobretodo le dieron un palo cochinero al concepto de soberanía que pretendía Chávez, incluyendo en sus controversiales contratos de préstamo con Chávez severas claúsulas de este tipo).

(2), Otro principio que ha sido reforzado con esta decisión es el de la responsabilidad corporativa. Si una empresa pretende escudarse detrás de su condición de empresa del estado soberano, eso no le funciona. Si hace algo impropio en el campo de sus relaciones con otras empresas debe pagar por ello.

(3), Otro principio que está en juego en este asunto es el del buen nombre de una empresa, un buen nombre que es esencial si esa empresa desea hacer negocios internacionales, obtener financiamiento externo y atraer socios para sus proyectos. Ganar o pagar poca indemnización en un conflicto ofrece una ilusión de ganancia porque la verdad es que, con cada conflicto, sufre la credibilidad y el atractivo comercial de la empresa. Hoy dia PDVSA enfrenta casi 20 litigios internacionales. En los centros de la industria petrolera mundial debe ser percibida como una pandilla de malandros. Y, en efecto, de lejos lo parece pero de cerca lo es.

Lo que está pasando en PDVSA y sus conflictos con una multitud de empresas en los centros internacionales de arbitraje no es para ser tratado como un torneo deportivo. Es una verdadera tragedia que la lleva a lo más profundo del foso del desprestigio

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