Economía

Leyes inexorables

No, no se alarmen, no hablaremos de Derecho. Si, ya lo sabemos, en Venezuela las leyes tienen únicamente dos funciones: la primera… violarlas; la otra… cuando nos fastidian demasiado… las cambiamos.

Hoy queremos hablar de las leyes económicas. Especialmente de la ley de la oferta y la demanda. De entrada nos atreveremos a afirmar que las leyes que rigen a la economía son de obligatorio cumplimiento. Muy especialmente la ley de la oferta y la demanda.

Esta curiosa ley dispone que el precio de un bien o de un servicio se ubica en la intersección que se produce entre las aspiraciones de los oferentes con el apetito de los demandantes.

Las primeras apariciones de estos conceptos se sucedieron a mitad del siglo XIX. Adam Smith ya había escrito en el siglo anterior tanto de la oferta como de la demanda y David Ricardo, en 1817, hizo intervenir al precio entre esas dos variables. Antoine Agustin Cournot (1801-77) fue el economista y matemático francés que tradujo la teoría a expresiones matemáticas.

Ahora resulta que quienes quieren conducir los designios de Venezuela, desean hacer abstracción de estas rigurosas leyes.

La primera muestra la tenemos cuando analizamos la presencia del bien mas apetecido por los venezolanos: el bolívar. Con minúsculas. Nuestra moneda nacional.

El gobierno ha tomado la vía de aumentar la liquidez de manera absolutamente desproporcionada. Se inyecta dinero a diestra y siniestra. Sin que exista una contrapartida de creación de riqueza. Esto, trae como consecuencia inmediata el aumento de la inflación. Consecuencia lógica de la ausencia de productos y la alta disponibilidad de dinero. Se piensa, desde los corredores de Miraflores y la torre del Parque Central que si se quitan tres ceros a la expresión de la moneda se alterará la ecuación.

Un segundo ejemplo lo podemos analizar con lo que ocurre con el dólar. Nuestras autoridades monetarias decidieron restringir la disponibilidad de monedas extranjeras y reservar al Estado el otorgamiento de divisas para todas las actividades. Cuando CADIVI suministra dólares a la gran mayoría de quienes los requieren, el precio de la moneda fuerte, el dólar norteamericano, se mantiene relativamente cerca del valor oficial determinado por el capricho de Miraflores. Cuando se “aprietan” las condiciones de otorgamiento de las divisas, el precio sube de manera automática. Elemental. La relación entre el dólar oficial y el llamado de permuta se ubica hoy, alrededor de 1:2,5.

Ahora se anuncian restricciones fuertes en el otorgamiento de divisas para consumos suntuarios, licores, perfumes, automóviles de lujo y un etcétera que no tendrá fin. Nos atrevemos a vaticinar dos cosas: el dólar y todas las monedas fuertes seguirán su ascenso en los precios de referencia con respecto al bolívar y el contrabando de los bienes que por su volumen lo permiten, se incrementará de manera insostenible.

Las leyes económicas son de muy difícil evasión. Solo las superan las leyes naturales como la de la gravedad o el inexorable girar de la tierra alrededor del sol. Ya lo dijo Galileo: “E pur si muove”.

Caracas, octubre de 2007

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