Economía

Liberalismo 3

Continuación de Liberalismo 2. En 1907, J. Acton, atribuyo al individualismo religioso el origen del liberalismo inglés, nacido, según él, como una consecuencia del deseo de libertad religiosa, y que le enseño a los hombres a ver como propias las libertades de otros y a defenderlas por amor a la justicia antes que como un “derecho»; añadiendo que tal enseñanza, «ha sido el estímulo para el progreso en los últimos doscientos años». Tanto los individualistas religiosos como los económicos, desconfiaban de darle al estado demasiado poder.

En el devenir histórico, el estado se convirtió en el “actor de la reforma social” y, luego, en el “protector” de la igualdad de derechos para los ciudadanos.

El liberalismo se impuso en Europa hasta mediados del siglo XIX (en USA dura hasta la década de 1930), y decae en la Primera Guerra Mundial.

El liberalismo lo pudiéramos caracterizar así: libertad en cuanto a la producción, crisis cíclicas, inflación, «aceleración y desaceleración económica», concentración de la riqueza, influencia de los “grupos de interés” en lo político, desempleo y precarias condiciones de trabajo.

El Liberalismo, después de la Segunda Guerra Mundial, manifestó su convicción de que el estado moderno tiene una responsabilidad social; pero, sin colocar a la sociedad por encima ni antes que el individuo. Nació así, la corriente neo-liberal. (¿Qué tal? ¿Qué es lo que “ataca” el innombrable?).

¿Cuál país, en los actuales momentos, ha sido capaz de eliminar las desigualdades sociales y políticas? Ninguno. Ni antes ni ahora. (Y esta “revolución” ha profundizado las desigualdades).

A mediados del siglo XX el estado se convierte en “estado benefactor”, en “estado paternalista”, porque pretende, según sus defensores, garantizarles a los ciudadanos igualdad a todos, a individuos y a grupos, frente a condiciones adversas. Así, pretende garantizar derechos tales como: al trabajo, a la educación, vivienda, una pensión decente para la vejez, invalidez o muerte, salud para toda la familia sin restricción de edad; expresión y reunión sin ningún tipo de intervención por parte del estado. (Lo mismo que prometió la “revolución bonita” del “innombrable” pero que no se ve ni palpa por ninguna parte: a la vista los “reclamos” pacíficos de los ciudadanos; pero se “regala” dinero a manos llenas. El ejemplo típico de estado benefactor fue la Unión Soviética, Cuba y ¿Qué paso con ellas? ¿Cómo vivían y viven sus ciudadanos? ¿Parece que como esclavos? ¿Si?).

Ojo. Los propios liberales, en este caso, como T. H. Green (filósofo inglés), propusieron la intervención del estado y alertaron que el estado no podía forzar a la gente a practicar la bondad; pero que así como existe una responsabilidad individual para con los demás, también existe una responsabilidad social, cambiando así, un poco, la forma en que algunos liberales veían la libertad individual. Afirmaba Green “el ser es un ser social”…”ni el gobierno mas poderoso y mas despótico puede mantener unida a una sociedad por la fuerza pura”…el gobierno depende de la voluntad y no de la fuerza”.

El rechazo al liberalismo, a su libre mercado autorregulado, a su doctrina del «laissez faire», fue superado, básicamente, por lo complejo de la economía capitalista industrial, la cual no pudo responder (como tampoco el comunismo ni el socialismo de la URSS, Cuba, etc., ni ahora el socialismo del siglo XXI) a la exigencia de proporcionar a todos prosperidad y, mucho menos, después del crash de Wall Street en 1929 y la Gran Depresión en los años treinta, en donde se alcanzaron niveles de desempleo nunca vistos en la sociedad capitalista industrializada y en países en vías de desarrollo.

La experiencia condujo a la mayoría de los países industrializados occidentales a aceptar y practicar la intervención del estado en la esfera económica, tal como lo había propuesto J.M. Keynes en su obra «Teoría general del empleo, el interés y el dinero”, 1920-1930, y en donde criticaba el modelo económico del liberalismo clásico, el origen de la inflación y el desempleo y defendía la participación del sector público para aminorar los efectos nocivos de los ciclos económicos de altos y bajos, propios del sistema capitalista. Además, anotaba que el gasto gubernamental era una «inyección» para el aumento de la demanda (Tal cual como esta pasando en estos momentos con el gasto de esta supuesta revolución). El apoyo que obtuvo de los liberales de la época, de algunos comunistas y de algunos conservadores, casi lo convierte en el «salvador» del estado capitalista y, poco después de la Segunda Guerra Mundial, en el “rechazado” de la derecha liberal. ¿Qué tal? ¿Contra cual “molino de viento” es la “guerra” desatada del Innombrable? ¿Contra la ignorancia, supongo? ¿La ignorancia de quien?

(*)Politólogo

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