Economía

Miseria y pobreza en Venezuela

Los índices de miseria constituyen una manera fácil para que legos, se encuentren estos en los centros de tomas de decisiones de políticas publicas, léase gobiernos y parlamentos, y privadas – corporaciones, lobbies, comunicadores, etc.- puedan comprender que la relación de unas cuantas variables económicas, sociales, financieras, puede dibujar y graficar con un elevado grado de simplicidad el deterioro – comparativo- de la calidad de vida de los ciudadanos que habitan determinado entorno social. Así se han construido los índices de miseria en lo económico y social, financiero, tributario etc. El primero en utilizar un indicador de esa naturaleza – índice de miseria – fue el Profesor Robert Barro (Harvard) en oportunidad de comparar el desempeño económico de los gobiernos de Carter, Reagan y Clinton.

De cualquier manera, el índice gráfica sintéticamente los resultados y el desempeño económico de los diferentes gobiernos. En el caso del índice de miseria que relaciona inflación y desempleo se construye al mismo tiempo para discutir la supuesta relación inversa que existiría entre inflación y desempleo, y que el pensamiento keynesiano y socialista de todo linaje ha otorgado a esa relación, justificando con ello las perversas intervenciones de los gobiernos en la economía, y que el desarrollo tecnológico ha convertido en nuevos paradigmas en materia de empleo e inflación, precisamente porque en el periodo de Reagan, por ejemplo, no solo se notó una caída del desempleo en USA – que hoy se mantiene- sino también una caída de la inflación. Un proceso similar ocurrió en Inglaterra e Italia, así como en muchas naciones asiáticas y latinoamericanas, cuestionando la validez del paradigma keynesiano – socialista de que a mayor inflación menor desempleo y que aun tiene muchos seguidores en nuestro país, no solo en la academia sino donde se toman decisiones en políticas públicas y privadas.

Para el caso que nos interesa en esta nota, es observar esos índices en los últimos años, para divisar el deterioro de la calidad de vida del venezolano y el empeoramiento del entorno (macro)económico en el cual viven consumidores, trabajadores, inversionistas. De la evolución de esos índices se puede concluir con plena confianza científica que el empeoramiento de la calidad de vida y el deterioro del entorno económico ha obedecido fundamentalmente a recurrentes errores en materia de políticas publicas y en costosas decisiones de política económica ejecutadas en los últimos años con cargo al deterioro de la calidad de vida del venezolano.

Una muestra de ese deterioro lo refleja el índice de miseria que relaciona la inflación y el desempleo. Así, por ejemplo, se observa una ampliación y crecimiento de la pobreza – concepto que homologamos por miseria- entre 1997 y 1999, cuando independiente de la desaceleracion del indicador inflacionario de un 100% en 1996, a un 42% en 1997, 31% en 1998 y 20% en 1999, el indicador de desempleo muestra una evolución contraria con tasa de desempleo alrededor de 20% en 1999, 15% en 1998, y 11% en 1997. El índice de miseria muestra en ese sentido no solo la caída del nivel de vida en esos años, sino el deterioro del entorno económico en el cual se vive. Ese índice de miseria compuesto de la suma de los indicadores de inflación y desempleo ajustado por la tasa de crecimiento económico ocurrido en ese periodo muestra un índice de 48 en 1997, 47 en 1998 y 48 en 1999, mientras en 1978 era apenas de 12. La evolución de ese índice muestra el deterioro de la calidad de vida del venezolano a la fecha. Para obtener una visión comparativa veamos que la mayoría de los países del área muestran índices de miseria menores a 20. Las economías industrializadas y las pujantes economías asiáticas el índice se ubica por debajo de 10.

En otros índices de miseria, como el que discute las presiones tributarias, y el que refleja las condiciones financieras en un país también mostramos resultados deplorables, lo cual deja mucho que decir, del desempeño en materia económica de los últimos gobiernos, y que en todo caso deben servir de elementos de juicio para que durante la rápida campaña electoral que actualmente transcurre se discuta de manera profusa los planteamientos en materia de políticas públicas y las correcciones que se le presentarán al elector venezolano para hacer su mejor selección del liderazgo político para los próximos años.

El índice de miseria de impuestos muestra que en medio de extensos periodos de contracción económica, los impuestos se han incrementado, así como las contribuciones a los mecanismos de la seguridad social y los impuestos indirectos (IVA), todos los cuales muestran hasta el presente un incremento considerable, coadyuvando el entorno depresivo que vive la economía venezolana desde hace años. Hoy pagamos mas impuestos y crecemos menos, a diferencia de ayer donde creciamos mas y pagabamos menos impuestos.

El índice de miseria que destaca las condiciones financieras construido en base a tasas de interés, capitalización bursátil, depreciación de la moneda e inflación, también muestra las pobres condiciones financieras que existen en Venezuela y que en los últimos dos años se han visto empeoradas por el elevado riesgo político que han introducido en la economía los inciertos cambios políticos, la nueva constitución y el discurso oficial sobre la materia económica y financiera y que erróneamente e irresponsablemente culpa a un supuesto neoliberalismo la carga de los errores que recurrentemente se comenten en decisiones equivocadas en materia de políticas publicas.

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