El precio del barril de petróleo crudo ha sufrido diversos cambios, tanto en coste como en uso, desde que el COVID-19 comenzó a expandirse por todo el mundo tras su aparición en China a principios de noviembre. Para Venezuela, un país en el que el crudo es uno de los principales recursos, la fluctuación ha afectado al territorio tanto de manera política como económica.
Según el informe del Ministerio de Petróleo venezolano, el precio del petróleo alcanzó su valor más bajo en lo que va de siglo XXI con un coste de 9,98 dólares (70,62 yuanes). Con esta bajada llega a rozar los precios de este a finales de los 90, época en la que comenzó el aumento de su consumo y su valor. Según los datos registrados, se dice que el barril aumento de 9 a 130 dólares desde 1998 a 2008, bajando a unos 50 dólares al inicio de la crisis sanitaria.
La caída del precio del petróleo se traduce en una bajada de los valores de Bolsa en los mercados financieros, ya que se encuentran relacionados directamente. Así pues, la volatilidad del crudo podría llegar a enturbiar, en cierto modo, las bolsas mundiales. Tradicionalmente, las bajadas en el coste de este recurso han sido recibidas de buen agrado por la Bolsa: las empresas suelen reaccionar de forma positiva ante el descenso del valor de este. Sin embargo, desde el estallido de la crisis a principios de siglo, tanto inversores como empresarios se andan con pies de plomo.
En cuanto a los factores de los que depende el precio del mismo, podemos decir que la reducción de la demanda de recursos energéticos durante el coronavirus, que ha mantenido a una gran parte de la población mundial en sus hogares durante un largo periodo, ha sido mucho menor, ya que se han prohibido los desplazamientos no autorizados y los viajes de ocio.
Entre los países pertenecientes a América Latina que se han visto afectados por el desplome del crudo son Ecuador, Colombia y, en efecto, Venezuela, al depender sus ingresos directamente del valor del mismo. Asimismo, no debemos de olvidar que más de un 90% de las exportaciones del país son de petróleo. No obstante, la economía no está siendo solo afectada por la caída en picado del producto estrella, sino que también debemos tener en cuenta la baja mano de obra y productividad en este área en estos momentos y las sanciones interpuesta por el presidente de los EE. UU., Donald Trump, a empresas petrolíferas como la sanción con la que amenaza a la petrolera española Repsol si no abandona el país.
Otro de los factores a tener en cuenta es el control de la filial estadounidense Citgo, parte de la compañía petrolera pública de Venezuela (PDVSA), por parte de Washington que le prohibió desembolsar cualquier importe de dinero a su matriz, bloqueando todas sus cuentas bancarias operativas en los Estados Unidos.
La suma de estos sucesos supone una combinación bastante letal para el sector económico venezolano. Al ser el principal recurso de la nación, los ingresos se verán minimizados notablemente, afectando al pago de la deuda que la región tiene con Rusia y China. Por ello, el gobierno se ha puesto manos a la obra para obtener recursos para cubrir sus necesidades y las de su mercado. De este modo, se llegó a un acuerdo con Irán para recibir 5 tanques de gasolina desde Teherán.
En la actualidad, las fuentes del capital del régimen del presidente Maduro son el petróleo y el oro. Debido a las nuevas relaciones establecidas con Irán para obtener recursos, podríamos decir que podría generarse un nuevo mercado gracias al apoyo obtenido, aunque no deja de depender de los EE. UU., que podrían impedir nuevas relaciones. Sin embargo, se estima que tanto el oro, que ha alcanzado un gran valor durante la crisis, como el petróleo vuelvan a subir una vez que volvamos a la normalidad.
