Pobres niños pobres
Resulta irónico que el alto gobierno insista en decir que la ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión, tiene como objetivo principal la protección de de los niños y adolescentes, cuando vemos como muchos gobernantes incluyendo al presidente, hacen uso de niños (familiares o particulares) en función de promocionar su proyecto político; quizás por recomendaciones de sus asesores de imagen, ya que las encuestas indican que uno de los atributos que aspiran los ciudadanos de sus lideres, es que estén comprometidos con su familia. Mientras que en estos últimos 9 años, no se han desarrollado planes reales de atención a los niños y jóvenes, sencillamente porque no tienen edad para votar.
Es lamentable que se espere un año electoral, para implementar las Misiones que se les ocurra, donan dinero a granel a niños que requieren operarse; pero no equipan a sus hospitales para brindarles atención. Regalan morrales, uniformes y útiles en la temporada escolar; pero no reparan ni equipan las destartaladas escuelas que hasta sin baños se encuentran. Reparten una bolsa de comida bajo un recio sol y una cola indigna; pero la desnutrición hace de las suyas cuando esta se acaba. Regalan dinero a padres desempleados después de anotarse en eternas listas del partido a cambio de su compromiso electoral; pero no generan empleo con inversiones privadas ni hacen obras públicas de envergadura que ocupe la creciente mano de obra desocupada.
Las cifras del Foro Niños de la Calle, organizado por la Comisión de Familia, Mujer y Juventud de la Asamblea Nacional, señalan que: “En Venezuela, de los 3 millones 889 mil 373 niños entre 6 y 12 años, más de 120 mil, por razones económicas, no asiste a la primaria. Igual pasa con los adolescentes, de los 2 millones 612 mil 458 que oscilan entre 13 y 17 años, 533 mil 92 tampoco se está educando formalmente y entre ellos más de 91 mil no lo hacen por falta de recursos económicos y el 15%; es decir, 79 mil 956 menores no estudia porque están trabajando”. Vale la pena preguntarse si a 4 años de este terrible informe gubernamental las cosas han cambiado, la respuesta es si, desde luego que ha cambiado; pero para empeorar. Ahora vemos más niños inmersos en las drogas y la prostitución infantil, deben trabajar para poder sobrevivir, son utilizados por mafias para robar y para el sicariato, otros son pordioseros en semáforos y los menos hábiles solo hurgan en la basura. Los niños algún día crecerán y el amargo resentimiento ocupará parte de su pecho, que lástima imaginar así al “nuevo hombre” creado por el proceso.
A ningún gobierno le puedo desear fracaso en su gestión; pues eso es egoísta; pero tanta torpeza junta no es casualidad, entonces comienzo a comprender que para que existan revoluciones (a la venezolana) deben existir muchos pobres por quien luchar. Es triste ver que el plan más efectivo del gobierno es fomentar la pobreza para justificar su discurso y “heroica” existencia.
