Economía

Por una tranquila y aburrida revolución

La economía mundial esta en una nota de acelerada desaceleración. Los Estados Unidos ha perdido todo el impulso que llevaba, Europa se desacelera y la economía japonesa se desploma. Los principales motores económicos del mundo se van quedando sin oxigeno. (%=Link(«http://www.federalreserve.gov»,»La Reserva Federal»)%) ha reducido las tasas de interés agresivamente durante este año y el Banco Central Europeo ha seguido esta tendencia más tímidamente para tratar de frenar la caída de la actividad económica pero su efecto está aun por sentirse. Sin plataforma sobre la cual pueda impulsarse el crecimiento mundial, el riesgo económico sobre los mercados emergentes es bien elevado. El precio de las materias primas están por el piso y las exportaciones hacia los países G7 están frenando el crecimiento de los países emergentes. Basta ver como la economía Mexicana esta entrando en una recesión – siguiendo a la economía de los EEUU – y como las previsiones de crecimiento de los demás países de la región han sido revisadas a la baja.

Esta desaceleración mundial tiene impactos importantes sobre Venezuela. Si bien los precios del petróleo no han caído precipitosamente como los precios de otras materias primas, como por ejemplo el café y el cobre, su relativa estabilidad ha venido a un costo importante: la reducción de la actividad económica petrolera y la merma de los ingresos fiscales. En este sentido, podemos apreciar como el PIB petrolero cayó 2.3% durante el segundo trimestre, y las cifras fiscales del primer semestre publicadas por el BCV muestran una caída de 15% real del ingreso fiscal petrolero, mientras el gobierno ha tenido que recurrir a fuentes de ingresos no recurrentes como las utilidades cambiarias del (%=Link(«http://bcv.org.ve»,»BCV»)%) y los dividendos de (%=Link(«http://pdv.com»,»PDVSA»)%) para amortiguar la caída de ingresos fiscales petroleros. Por otra parte, muy a pesar del aumento en la actividad económica no petrolera y de los anuncios del Seniat, los ingresos por concepto de IVA cayeron en 7% en términos reales. Este conjunto de elementos pone en evidencia la vulnerabilidad de las cuentas fiscales ante una caída de los precios del petróleo. La Oficina de Asesoría Económica de la Asamblea y el diputado Alejandro Armas han venido sugiriendo, acertadamente, la necesidad de una reforma fiscal para corregir la deficiencia estructural de los ingresos fiscales. Sin embargo, el gobierno no a asomado apoyo a estas sugerencias y no han propuesto políticas de contingencia ante la caída del los ingresos petroleros y la desaceleración económica mundial.

Nuestra reciente historia económica muestra que el ciclo petrolero generalmente viene acompañado de una crisis cambiaria: vale recordar 1983, 1989, 1994 y 1998. Esta situación de incertidumbre, el discurso político encendido y la falta de claridad en materia legislativa y su elevada volatilidad (ley de seguridad social, de tierras, de hidrocarburos y general de bancos) se han reflejado en una mayor presión cambiaria. Durante el primer semestre del año la salida de capitales (calculada como la suma de errores y omisiones y activos del sector privado de la Balanza de Pagos) llegó a USD$5,070 MM, comparado con US$5,433MM y US$1,951MM durante el primer semestre del 2000 y de 1999 respectivamente. Esta tendencia se ha venido acelerando durante los últimos meses como lo reflejan las airadas amenazas del Presidente y la caída de las reservas internacionales: estas cayeron en US$951 MM entre julio y el 5 de septiembre.

La situación económica a pesar de ser delicada, es bastante manejable: el nivel de reservas internacionales es elevado; el nivel de deuda externa ha venido cayendo sostenidamente; el nivel de la deuda interna, a pesar de haber crecido a pasos agigantados en los dos últimos años, aun no es preocupante y su estructura de vencimiento ha mejorado considerablemente; y el banco central tiene bastante campo donde deslizar el tipo de cambio dentro de la banda cambiaria. Por tanto, es imperativo que el gobierno anuncie como pretende enfrentar la caída de los precios del petróleo con herramientas distintas a los controles y a las amenazas que no hacen mas que desempolvar recuerdos de Herrera Campins, Lusinchi y Caldera. El discurso de controles sobre las importaciones, las constantes amenazas al sistema financiero, los anuncios sobre la posposición indefinida de las privatizaciones del sector eléctrico (a pesar de los problemas en transmisión y distribución que padecemos) y propuestas de leyes como la de hidrocarburos que limita el crecimiento del sector privado en dicho sector y pone en riesgo el desarrollo de nuevos proyectos petroleros como Cerro Negro, dejan al inversionista y al ciudadano de a pie preguntándose en que rumbo va el país. Ante esta incertidumbre, y como lo que esta en juego es el patrimonio de familias y de empresas, estos quizás optan por lo sano: comprar dólares y esperar desde la barrera hasta que se aclare la situación política y económica.

Como bien ha venido repitiendo el ministro Giordani, los números económicos de Venezuela no ameritan el alto nivel de riesgo que le asigna el mercado a Venezuela. Sin embargo, no todo son números; un poco más de claridad en el rumbo de hacia donde va el país en materia de política económica y menos amenazas, tranquilizará al mercado cambiario y estimulará la inversión privada que apenas creció 1.8% el año pasado. Esto quizás siente las bases para una aburrida y tranquila revolución con estabilidad y crecimiento.

Economista E-mail: (%=Link(«mailto:[email protected]»,»[email protected]»)%)

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