Economía

¿Tiene Venezuela oportunidades energéticas en el continente?

¿El continente está en crisis?

En la actualidad distintos países del continente americano atraviesan por importantes problemáticas energéticas. En algunos casos, como en el de los Estados Unidos (EE.UU.) y Brasil, la calificación otorgada es la de crisis. En otros, la situación es algo más llevadera, aunque no por ello los gobiernos de esos países, como podría ser Colombia, han perdido de vista su conflictiva condición en cuanto al abastecimiento energético.

En el caso de los EE.UU. el fenómeno de la escasez de suministro es grave –el más crítico es el estado de Florida. El país que consume la mayor parte de la energía generada diariamente en el planeta, adolece en la actualidad de las cantidades de energía requeridas para mantener en funcionamiento su enorme aparataje industrial y el modo de vida de sus ciudadanos. Pese a que en el último año la economía estadounidense ha estado profundamente debilitada, el país se mantiene consumiendo ingentes cantidades de energía y habrá de tomarse medidas para cuando la desaceleración económica gane dinamismo nuevamente. El gobierno de (%=Link(«http://www.georgewbush.com/»,»George W Bush»)%), ha tomado muy en serio el asunto y a través de la convocatoria de un número considerable de expertos energético –bajo la dirección del Vicepresidente Dick Cheney-, elaboraron un conjunto de recomendaciones para que el país disminuya su dependencia energética, particularmente en el ámbito petrolero, del exterior y logre a su vez «equilibrar» sus fuentes de abastecimiento. En el plano local, se recomendó estimular la exploración y explotación de hidrocarburos en todo el territorio nacional estadounidense, incluso en tierras federales (don de se otorgarán permisos), e insólitamente, en el refugio Silvestre de Alaska. Asimismo, se recomienda diversificar las fuentes de suministro, apelando la explotación del carbón, la energía nuclear y las energías renovables (solar, eólica, hídrica, hidrógeno, etc.)

Por otra parte, se recomendó al gobierno de Bush, incentivar el desarrollo petrolero y gasífero en todo el mundo, especialmente con quien mantiene estrechos vínculos económicos como Canadá y México. No obstante, también el informe estima conveniente el estrechamiento de relaciones con países del Golfo Arabe-Pérsico considerados como «amigos», así como la flexibilización de la postura de Washington ante países como Rusia e Irán, con relación a la ruta de los oleoductos salidos del Mar Caspio. En definitiva, se trata de la diversificación de las fuentes de suministro energético para las próximas décadas. Resulta motivo de atención que Venezuela –país que técnicamente detenta las principales reservas energéticas del mundo (partiendo de la base de hidrocarburos-, es tomada en cuenta como un país «más» al cual Washington acudirá dentro de un abanico de posibilidades.

En el caso de Brasil, el cual posee un importante déficit de suministro eléctrico, ha recibido una atención especial de Bolivia. Venezuela no ha sido de ninguna manera contundente no agresiva a la hora de contribuir –y hacer negocios- con el cambio de patrones de generación de energía eléctrica en Brasil. El número significativo de plantas de generación eléctrica por vía termoeléctrica –las cuales funcionarían con gas-, que construirá el gobierno y privados cariocas se surtirán de gas boliviano. Venezuela posee las primeras reservas probadas de gas natural del continente americano –149 billones de metros cúbicos- y las séptimas del mundo ¿cómo se explica la apatía de los «gestores» gubernamentales energéticos venezolanos a la hora de disputarle tan importante mercado a los bolivianos?

En el también vecino país, Colombia, constantes atentados de la guerrilla a los oleoductos han degenerado en la disminución sustancial del abastecimiento interno y de sus volúmenes para exportación. De acuerdo con estimaciones oficiales en esa nación, para el año 2007, podría convertirse en importador neto de hidrocarburos de no resolverse la conflictividad interna o, al menos la suspención de las agresiones de los insurgentes –particularmente el ELN-, hacia las instalaciones petroleras y hacia las empresas extranjeras operadoras. En realidad, los pronósticos oficiales se muestran muy conservadores. Lo fáctico indica que muy posiblemente, céteris páribus, antes del 2004 el gobierno de Bogotá deberá acudir a las importaciones de hidrocarburos.

¿Tiene oportunidades Venezuela?

En virtud de lo antes señalado –sin ahondar en las dificultades energéticas que podría afrontar México al intentar auxiliar a los EE.UU.-, el gobierno venezolano actual ha hecho unas tímidas gestiones ante el gobierno de Washington y podría considerarse que ninguna ante el brasileño. El potencial energético de nuestro país le da la condición necesaria para asistir, a través del suministro de hidrocarburos, a países que en a actualidad padecen penurias energéticas. Solamente en materia de reservas petroleras probadas –técnica y económicamente- se cuenta con al menos 350.000 millardos de barriles –incluyo el crudo recuperable de la Faja Petrolífera del Orinoco. Venezuela, como ya he señalado en anteriores oportunidades, podría el ser el «coloso» energético del continente americano. Podría perfectamente convertirse en el «factor» energético de la ecuación de la integración económica hemisférica. Solamente en mercados como el estadounidense y el brasileño, las oportunidades de participación venezolana son de una potencialidad enorme.

Cabe recordar, que ya en los EE.UU., el país posee una plataforma comercial en el sector energético de larga data, la cual es solamente necesario ampliar y consolidar. Pero para ello, se requiere de una conciencia clara de las oportunidades de mercado para el país, de la aplicación de una política exterior más realista, pragmática, deslastrada de las rémoras chauvinistas, antiimperialistas y demodes –aún cuando existe algún debate sobre la vigencia de la «guerra» fría», las maneras de enfrentarla en la actualidad son otras. Incluso países como China y Rusia, pese a su manifiesta condición anti estadounidense, deben permanentemente fluctuar entre las posiciones duras y las concesiones. La deuda externa rusa, de más 130 millardos de dólares, tiene como principal acreedor a los EE.UU. Por su parte, china pareciera tener un importante interés por un incremento sostenido de la inversión estadounidense y europea en sus territorios. La política exterior de los países, por lo general fluctúa entre planos de cooperación y otros de conflicto. El gobierno nacional venezolano, podría elaborar lecturas más «elaboradas» y menos «sentimentales» de la realidad mundial y de los intereses nacionales de la nación –los cuales en definitiva no pasan por fantasías presidenciales grandilocuentes.

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