Economía

Transformaciones necesarias para superar empantanadas producciones

He leído en Internet las declaraciones ante la legislatura hechas por el Gobernador de la Provincia del Chaco (Argentina) Cdor. Jorge Capitanich hace un tiempo atrás, de los cuales rescaté algunos párrafos que me estimularon a escribir este artículo. 
                                                           El Gobernador Capitanich en la Legislatura

Expresa el Gobernador “El actual modelo económico chaqueño enfrenta dificultades estructurales que limitan su crecimiento”.

“Buscamos un modelo de crecimiento que aliente nuestras capacidades internas para la captación de inversiones, la transformación de la base productiva y el aumento de la competitividad. Potenciar el modelo productivo tiene como fin último una mejor calidad de vida para los chaqueños. Necesitamos crecer para incluir e incluir para crecer”,

La verdad a la que pudiéramos todos concluir sin vacilación alguna es que estas expresiones y deseos pudieran formularlas cualquier mandatario, no tan sólo de Argentina, sino de América Latina y por qué no del mundo por exponer a la luz una realidad tan evidente pero no asumida mayoritariamente: El actual modelo económico global enfrenta dificultades estructurales que limitan el crecimiento y desarrollo económico-social”.

Para que el actual modelo económico ceda paso a otro modelo económico debe previamente existir una férrea decisión política que haga posible tal necesidad concreta.

Debemos anotar que la captación de inversiones destinadas a la producción pertenece a otro tiempo que ya no ha de volver, toda vez que estamos en la era financiera y para males, en crisis financiera de la Deudas Externas Públicas, a las que se destinan millonarios recursos tan sólo para evitar que se convierta en la próxima “burbuja” que explote.

A la inevitable pregunta de que de dónde se extraerían los recursos entonces, no soy partidario de sugerir intentar tomar créditos de fondos de inversión de dudoso respaldo de reserva legal alguna, en cambio me inclino a una moratoria legítima de los servicios de la Deuda Externa y pagar puntillosamente la Deuda Interna, sin más.

Me absuelvo de explicar lo referente a la Deuda Externa Pública y su ilegalidad e ilegitimidad sostenido en la simple razón de la enorme bibliografía existente sobre la misma y que de manera abrumadora así lo demuestran.

Las dificultades estructurales a la que alude el Gobernador Capitanich y las expuestas en su oportunidad y que caen coincidentes, por el Dr. Roberto Mangabeira Unger-catedrático brasileño en los Estados Unidos a quien polemicé cuando este ultimo en su condición de Ministro de Asuntos estratégicos del Brasil afirmó que “’Brasil hierve de vitalidad emprendedora y creativa, pero está sujeto por una camisa de fuerza.”

Pues bien, las trabas, dificultades o contradicciones estructurales, o como se nos antoja denominarla, constituye el propio modelo capitalista de producción basado en la desigualdad distributiva de los beneficios socialmente generados.

La forma pacífica y evolutiva de la superación de esa dificultad o trabas al progreso económico y social está dado por otro modelo cuyas características no violentan las voluntades y que estimulan y propician el entendimiento social proviene de la llamada empresa cooperativa.

De la simple mirada a la realidad Latinoamericana extraeremos llamativas enseñanzas de economía básica y elemental: de un lado miles y miles de campesinos sin tierra y por el otro lado miles y miles, pero de extensas tierras concentradas y alquiladas a los agronegocios, ¡¡Vaya contradicción!!

La razón de uno está dada por la distorsión del otro, y éstas claman por transformaciones cooperativas para superar la empantanada producción.

Si la decisión política de los gobernantes resultasen ser sinceras para desterrar las calamidades y penurias que pesan sobre los pueblos, entonces encontrarían pertinente la promoción y puesta en marcha de programas de cooperativización voluntaria y abierta con tierras malhabidas.

La situación europea y estadounidense es de perdurable crisis económica y financiera y nuestros países subdesarrollados están desprotegidos porque no se ha conseguido superar esas trabas estructurales que los mantienen en baja y deficiente productividad y competitividad, consecuentemente. El cooperativismo, sector histórico de raigambre económica-social transformadora de la base productiva, constituye la herramienta para impulsar los cambios necesarios, aunque el quietismo no quiera ceder ante el empuje de la realidad descrita por Capitanich y Mangabeira Unger.

Ambas personalidades- Capitanich y Mangabeira Unger- reconocen las bondades de las cooperativas, aunque no van más allá de lo que debieran sobre ellas, pero con eso me alcanza…por ahora.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

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