Economía

Un futuro sin petróleo para todos

En sus informes de 2005, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ha advertido de que los niveles de producción y consumo mundial de petróleo se están acercando a un peligroso punto de equilibrio. Este punto a partir del cual la demanda de petróleo será mayor que la cantidad producida, denominado como peak oil, ha alertado a geólogos, compañías petroleras y gobiernos, que empiezan a ver las orejas al lobo de una posible crisis económica. La OPEP ha avisado que en 2020 no producirá lo necesario para satisfacer las necesidades mundiales.

El nivel de la demanda mundial crecerá en torno a un 2% anual contando con que los países ricos desarrollen nuevas tecnologías para la producción de energías renovables y apliquen drásticas medidas de ahorro. En estos países se produce un despilfarro energético difícil de justificar: mientras que un ciudadano chino gasta 1,9 barriles de crudo al año, un europeo consume 12 y un estadounidense 25.

De los 53 yacimientos petrolíferos que abastecen al mundo, salen alrededor de 82 millones de barriles diarios. Según el World Energy Outlook 2004, la Agencia Internacional de la Energía pronostica que la demanda diaria seguirá creciendo hasta alcanzar los 90 millones de barriles en 2010 y 121 en 2030.

La propia AIE, en el informe Resources to reserves, admite que la mayoría de los países fuera de la OPEP “han pasado ya su cenit de producción de petróleo convencional o lo harán en breve”. Al mismo tiempo, ha querido desdramatizar la situación al señalar que los avances tecnológicos que ya se han realizado más los que están por venir harán crecer las reservas actuales.

Hoy se extraen cerca de 1.000 barriles por segundo. La duda es saber hasta cuándo se podrá mantener este ritmo de producción y cuánto petróleo queda disponible. La mayoría de los geólogos independientes creen que a finales de esta década se alcanzará el cenit de producción mientras que las petroleras auguran que ese umbral tardará 40 años en alcanzarse y los servicios geológicos de los gobiernos guardan silencio.

El principal temor al peak oil es el supuesto encarecimiento del crudo y el consecuente periodo de recesión económica que se avecina, ya que en un periodo en el que no hubiera suficiente petróleo para todos el precio de este material se dispararía, pudiendo alcanzar un precio de 100 euros el barril. Mariano Marzo, profesor de recursos energéticos en la Universidad de Barcelona, advierte también del peligro de posibles conflictos geopolíticos: “Ahora las compañías privadas apenas controlan el 13,2 % de las reservas, el resto está en manos de empresas estatales. Hasta ahora Occidente vendía tecnología y poder financiero a cambio de suministros a esos países. Pero cuando el petróleo sea realmente escaso esa ecuación se romperá, nadie confundirá valor y precio, y el precio se disparará”.

Los países que han vivido durante los últimos cincuenta años gracias al petróleo ya están comenzando a buscar distintas soluciones al peak oil. Mientras India y China han sido los primeros en asegurarse acuerdos internacionales que garanticen sus “despensas”, España y Francia han optado por planes estatales que fomenten el ahorro de esta materia prima. Otros como Alemania y Dinamarca son países líderes en la producción de energía eólica. Wind Force 12 es una iniciativa para el desarrollo mundial de la energía eólica elaborada por la AEEE y Greenpeace, según la cuál se podría conseguir que, para el 2020, el 12% de la energía mundial sea de origen eólico. Tendrá que transcurrir un tiempo antes de que se empiecen a notar los efectos de estas medidas, pero parece evidente que los gobiernos han tomado conciencia de la necesidad de reducir la dependencia del petróleo.

El problema no es que el petróleo se vaya a acabar, sino que llegará un momento en el que no se pueda mantener el nivel de producción. Es necesario un consumo sensato que permita el ahorro y un uso eficiente de esta materia prima, así como desarrollar nuevas tecnologías que permitan potenciar el uso de las energías renovables. Quizá el peak oil, debido a esta necesidad de aumentar y mejorar el uso de las energías renovables, consiga lo que Kyoto no ha logrado aún: que todos los países reduzcan las emisiones de CO2 a la atmósfera.

Fuente:
Centro de Colaboraciones Solidarias

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