Economía

Vamos a aclarar una vaina

No nos calamos más esta letanía que “el capitalismo es la explotación del hombre” y que con el socialismo vamos a repartir los reales de los ricos.

Que conste que estoy del lado de los limpios pero entiendo que alguna propaganda política reciente no hace ningún bien a la racionalidad económica. Me refiero a la condenación per se del capitalismo a los fines electorales, bajo el concepto que el socialismo implica quitarle a los ricos para darle a los pobres.

La verdad, pensándolo bien, que si yo soy un afrodescendiente perteneciente a la clase E y me dicen que el socialismo es aumentarme el sueldo, joder a los patronos, quitarles las propiedades y pasar a vivir en colinas en lugar de cerros, todo dentro de la ley, yo estoy con ellos.¿Pero es exactamente cierto que esos tipos me están explotando?

• Los empleados de Pdvsa o de las demás empresas públicas venezolanas, ¿son víctimas de la explotación por parte de los propietarios, tratándose de una empresa capitalista? – Debola que no!
• Los médicos cubanos, remunerados a una pequeña tasa del total de la cantidad percibida por su gobierno, a cuenta de sus servicios, ¿son explotados tratándose de un proyecto socialista? – Debola que yes!

Explotación explotación es la sufrida por ejemplo en la época de la esclavitud, cuando los españoles en la Conquista, ya sea esclavitud de negros o de indios, que también ha habido esclavos blancos, al estilo greco-romano. O en la Europa de la Edad Media y hasta el XIX (es la época de Marx) con las mujeres y los niños y el subempleo de los hombres, lo que provocó la formación de los sindicatos y la defensa de los derechos de los trabajadores.

Pero la explotación del asalariado hoy en día ocurre solo en regiones, ambientes o grupos muy aislados, muy atrasados. Se da más bien el caso contrario, de “empresas explotadas por sus trabajadores”, que es lo que hemos denominado “la plusvalía del trabajo” (el lugar del capital). Así que no me vengan con esos cuentos decimonónicos de las EPS y no alienación del trabajador.

De lo que se trata, en el fondo, es de una disconformidad con la repartición actual de la riqueza. Choca que haya tanto rico al lado de tanto pobre. Parece ocurrir una injusticia evidente al advertir los derroches de la riqueza al lado de les miserables.

Cuando se acomete una empresa, el emprendedor que aporta el capital asume un riesgo de éxito o fracaso, según la pupila que tenga. Emplea los recursos requeridos, incluyendo la mano de obra. No es asunto compulsorio, se hace un contrato de trabajo que acuerdan las partes. Se supone que el aumento de valor de los insumos (al agregarles capital y trabajo) conduce a ganancias o pérdidas. Tradicionalmente pertenecen a quien emprendió el negocio. Podría cuestionarse ahora que parte de las ganancias sean responsabilidad principal de algunos empleados – si se demuestra, habría que reconocerlo.

Pero no por la via de plusvalía de costos (porque los trabajadores trabajaron mas de lo remunerado, es ilegal), ni “porque el capital no aumenta el valor” (lo que es absurdo). Cuando se trata de plusvalía de ingresos (aumento inesperado de los precios) las ganancias pudieran repartirse entre ambas partes, habría que ver caso por caso (según el mercado que se trate), es ya una cuestión medio filosófica determinar al merecedor de la utilidad.

O sea, no nos calamos más el cuento de la explotación del hombre ni de la mujer por el hombre ni la mujer.

La verdadera lucha tiene que ver con los mecanismos para la formación del capital y la distribución de las ganancias de las empresas. No se trata ya de la discusión sobre el origen, la cuestión de la “plusvalía” no está ya para nosotros en discusión . La discusión ha pasado ahora al tema de la distribución de las ganancias de las empresas, entre los propietarios y los trabajadores, y eventualmente a los consumidores (por medio de reducciones de precios de venta).

Se ha testimoniado que la mitología marxista ya no es válida, por más que se repitan sus principios su experiencia ha fracasado, solo que como promesa de repartición todavía algunos la compran y otros la venden, pero no por mucho tiempo. Sin embargo, hay que acelerar los mecanismos legales de repartición de la riqueza, porque el futuro y el planeta cada vez son más pequeños. Quizá habría que presionar más sobre la RSE, se hace camino al andar.

1 Véase “Resumen y conclusiones de nuestro posmarxismo XXI” (en (%=Link(«http://analitica.com «,»Analítica.com»)%) y (%=Link(«http://petroleumworld.com»,»petroleumworld.com»)%)).

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