Economía

Venezuela sin petróleo

Caracas (AIPE)- Venezuela comienza un segundo mes de parálisis general. Este paro se inició como una demostración de fuerza para impedir el saboteo por parte del gobierno al Referendo Consultivo pautado para el mes de febrero. Al cabo de unos días, el propósito original del paro fue modificado y hoy la nación continúa paralizada en apoyo a una huelga petrolera. Muchos de los empresarios que han mantenido cerradas sus instalaciones y muchos de los trabajadores de todos los sectores que rehúsan reanudar sus labores no esperaban participar en un paro indefinido. Si hoy lo hacen es porque están convencidos que si a Chávez se le permite triunfar sobre PDVSA, esa empresa será convertida en un apéndice del partido de gobierno y pronto dejará de ser una empresa rentable y respetable para convertirse, en el mejor de los casos, en otra PEMEX.

La oposición organizada en la Coordinadora Democrática ya triunfó. Hoy resulta imposible pensar que el gobierno de Hugo Chávez pueda mantenerse más de allá del 2003. Con 75% del país decidido a terminar con su mandato y la imposibilidad de impedir legalmente referendos consultivos o revocatorios, no existen escenarios de triunfo para Chávez. La opción de emular a Fidel Castro no es factible. Los gobiernos totalitarios comunistas al estilo castrista ya no son posibles tras la desaparición de la Unión Soviética. Quien lo dude, pregúntele a Daniel Ortega. Hoy Chávez nos recuerda a Adolfo Hitler en su bunker, luchando por una victoria imposible.

La huelga petrolera, sin embargo, está fuera de este contexto. Los trabajadores, gerentes y directores de la empresa se vieron obligados -según ellos- a tomar una acción desesperada ante la certeza de que Chávez ejecutaría en esa empresa las mismas tácticas que llevan a las Fuerzas Armadas Nacionales en camino de convertirse en una guardia pretoriana. Hoy nos encontramos con una guerra de desgaste, en la cual Chávez ni siquiera se ha percatado de quién es su rival.

Chávez dice que su enemigo en este paro es eso que él llama “la oligarquía” y como lo expresó en una de sus últimas cadenas televisadas “Aló Presidente” piensa con razón que “la oligarquía quebrará antes que el Estado”. Pero Chávez no se ha percatado que sus verdaderos contrincantes son los trabajadores de PDVSA, quienes saben que si se rinden ya todo estará perdido para ellos. Por lo tanto no tienen otra opción que la victoria.

Ante este panorama, salvo que Chávez recapacite y se percate que no puede triunfar, el paro petrolero llegará hasta a sus últimas consecuencias. La actividad económica del país llegará a la parálisis total. Habrá escasez de todo, alimentos y medicinas incluidas. El sector financiero se verá comprometido y PDVSA sufrirá pérdidas de magnitudes insospechadas, con un flujo de caja negativo de miles de millones de dólares. Venezuela enfrenta el caos.©

* Dirigente empresarial venezolano.

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