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Venezuela y la hiperinflación: cinco perspectivas en torno a la crisis económica

La discusión y el debate sobre si Venezuela entró o no en una fase hiperinflacionaria ha sido resuelta por la propia economía venezolana, por sus distorsiones y por las cifras implacables que día a día y mes a mes quedan como registros de un ciclo económico inédito, el peor -hasta ahora- del que se tenga conocimiento en el país.

El costo de un huevo en 2014 —cuyo precio del cartón está regulado actualmente en 420 bolívares— era de 3,50 bolívares; tres años después el precio es de 666,66 bolívares por unidad, lo que implica un aumento de 18.947,6%, según el seguimiento mensual que realiza el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas).

“Si eso no es un indicio de que estamos en un proceso hiperinflacionario, no sé qué otra cosa pueda ser. Desde el 2015 hemos dicho que sí existe hiperinflación. Nuestro indicadores de julio de 2015 empezaron a señalarlos que ya la inflación empezaba a estar por encima de 20% y en ese momento pensamos que nos habíamos equivocado, pro resulta que no, porque revisamos las cifras en frío y comprobamos que no era un error sino la realidad”, explicó recientemente el director del Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas), Oscar Meza.

El precio de la Canasta Alimentaria Familiar correspondiente al mes de julio  fue de 1.443.634,25 bolívares, lo que representa un incremento de Bs. 213.935,90 (17,4%) con respecto al mes de junio de 2017 y 296,7% comparado con julio de 2016, de acuerdo con el reporte mensual del Cendas.

A propósito de estas cifras que generan cada vez más alarma entre la ciudadanía, que ve cómo diariamente su poder adquisitivo cae estrepitosamente, el Centro de Divulgación para el Conocimeinto Económico para la Libertad (Cedice), el Instituto de Economía Aplicada (IEA) y Allumi Association reunieron en un foro público en Caracas a un grupo de especialistas para que disertaran sobre cuál debe ser la solución a la crisis económica venezolana, cuáles son los desafíos más importantes y cómo Venezuela podría superar una realidad  hiperinflacionaria.

«¿Estamos o no estamos en hiperinflación? mi respuesta es sí, porque ese concepto emergió en un entorno en que las tasas de inflación estaban por encima de 100% en un trimestre, sin embargo, tenemos que decir que en ese momento en el entorno internacional había tasas por encima de 10%, que era algo excesivo, pero que ahora es algo que el mundo ya  conoce cómo controlar, porque existe una medicina para eso. Lamentablemente nosotros no hemos atacado el virus, sino que lo hemos inoculado”, explicó la economista, exdecana de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y coordinadora del Observatorio de Gasto Público de Cedice, Sary Levy.

De acuerdo con la académica, la ampliación de la brecha existente entre el incremento de la masa monetaria y la merma de la producción de bienes y servicios presiona al alza los índices de inflación mensual en Venezuela.

“Lo que tenemos que considerar con la hiperinflación es esa tasa de crecimiento exponencial de los precios. Si antes los precios tardaban un año, ahora suben en seis meses, en tres, en dos, y así vamos. Es una situación que incrementa la incertidumbre que puede ser natural en todo espacio económico, pero que nosotros le hemos agregado sal y pimienta”, explicó Levy.

«Castrar al Estado»

El analista político y organizacional, y director de Cedice, Víctor Maldonado, aseguró sin tapujos que al Estado venezolano hay que despatrimonizarlo, pues las malas políticas económicas son la consecuencias de un mal funcionamiento político general con una incidencia más que dramática en la esfera económica.

“Hay que desmontar el Estado. A este León lo mínimo que hay que hacerle es castrarlo para convertirlo en un gatito. Hay que erradicar el pensamiento mágico populista de que está situación tiene una solución rápida. Las malas políticas decantan en una mala economía y la gente vive las malas políticas en sus bolsillos”, advirtió Maldonado.

El también vocero de la Cámara de Comercio de Caracas señaló que el Gobierno simplemente se olvidó de “hacer economía” porque eso no está en su agenda, que ha estado abocada en la cuestionada Asamblea Nacional Constituyente convocada por el presidente de la República, Nicolás Maduro, y que es un elemento agravante de la profunda crisis económica.

“Lo primero que tenemos que decir es que salir de la crisis sería combatir una forma de ser que está fundada en el populismo. Este régimen combina la arbitrariedad con la intervención, porque no sabemos cuándo te van a dar un zarpazo, sobre todo en el sector productivo, porque interviene para decidir sobre tus activos, tus inventarios, tu estructura de costos; sobre la conducta de tus proveedores. Entre lo que plantea el plan de la Patria y la realidad de este país hay un abismo. Por eso es que el socialismo del siglo XXI es inviable”, explicó Maldonado.

Sueldos, hiperinflación y dolarización

De acuerdo con datos del Cendas, el precio de la Canasta Alimentaria Familiar correspondiente al mes de julio  fue de 1.443.634,25 bolívares, lo que representa un incremento de Bs. 213.935,90 (17,4%) con respecto al mes de junio de 2017 y 296,7% comparado con julio de 2016.

Se requieren 14.1 salarios mínimos (97.531,56 bolívares) para poder adquirir la canasta para una familia de cinco miembros, lo que implica 48.121,14 bolívares diarios, según agregó el Cendas en su más reciente reporte.

Las cifras de aumento de la Canasta Alimentaria Familiar no son las únicas que representan una alarma, también es necesario develar lo que está detrás de esos números: un proceso hiperinflacionario que pulveriza el sueldo y los ingresos de los trabajadores.

“Tenemos una inflación diaria de 0,82%; una Inflación mensual de 24,72%, y la variación de precios de la Canasta Alimentaria Familiar es de 296,7%. En julio hemos tomado como marcador un dólar a 10.000 bolívares, de modo que con el nuevo salario mínimo y el incremento de pensiones, que equivalen a  9,75 dólares, estamos por debajo de los 12 dólares del salarlo en Cuba”, precisó Meza, quien agregó que prevé que al cierre del 2017 el costo de la Canasta Alimentaria Familiar sea de aproximadamente 3 millones de bolívares y que el precio de la Canasta Básica cierre el año en 4 millones de bolívares.

Ante ese panorama, Meza consideró que es hora de que los trabajadores se planteen de forma seria la necesidad de impulsar un proceso de dolarización que acabe con la devaluación que trae consigo cada aumento decretado desde el Ejecutivo.

“Sería más barato que el presidente Maduro en vez anunciar la desaparición del billete de 100 bolívares anuncie la incorporación del billete de cien dólares. Sabemos que no es un tema fácil porque implica pérdida en el manejo de la política monetaria.  Pero los ajustes significan devaluaciones. Los trabajadores merecen recibir una pensión de cien dólares. Se trata de pragmatismo económico”, aseguró Meza.

El director del Cendas considera que no hay contrato colectivo que resista el proceso inflacionario de  Venezuela.

“Los trabajadores y los pensionados debemos impulsar el tema de la dolarización con fuerza, con claridad y sin complejos. Si es necesario un referéndum consultivo, entonces vamos a plantearlo y no esperemos más tiempo”, planteó Meza.

Realidad política y económica

El ámbito parlamentario es quizá la dimensión en donde mejor se ha tratado de evaluar la situación política  y económica del país, lo que no implica necesariamente que, en consecuencia, los actores de esta instancia del Estado hayan actuado con la contundencia necesaria del caso. Más allá de eso existe una labor a  la que es necesario prestarle atención, sobre de todo desde el punto de vista de las implicaciones económicas de las acciones del Parlamento.

El diputado a la Asamblea Nacional por el bloque de oposición y miembro de la Comisión Permanente de Finanzas del Parlamento, Ángel Alvarado, resume en ocho puntos la ruta para iniciar una salida a la crisis económica, sin embargo, aclara que esa receta no será efectiva sin un cambio político.

“El hambre es lo que ha hecho que se haya desarrollado la movilización política de estos tres meses de protestas en las calles, eso hay que tenerlo en cuenta”, advirtió.

“El primer desafío es detener la inflación. La base monetaria en el primer semestre creció 666%, lo que es una señal clara del desastre en política monetaria que mantenido el régimen de Maduro en estos años. Reactivar la economía pasa por el sector energético; la unificación cambiaria en ese sector, la autonomía de las empresas mixtas; el derecho de propiedad para atraer inversión, la liberación del control de precios; descriminalizar la actividad económica, así como tener acceso a la ayuda humanitaria que necesitamos”, explicó el parlamentario.

Según cifras presentadas recientemente por el Parlamento, mediante el Índice Nacional de Precios de la Asamblea Nacional (Inpcan), una herramienta de medición implementada ante la política de opacidad del Banco Central de Venezuela (BCV), la inflación mensual del séptimo mes del año alcanzó 26% y la acumulada llegó a 248,6%.

Un colapso sin precedentes

El economista y profesor de la Universidad de Oxford, José Manuel Puente, aseguró que no es una exageración señalar que el colapso macroeconómico de Venezuela es un hecho inédito en la región, incluso por encima situaciones económicas dramáticas como las de países de Centroamérica, el Caribe, Perú, Bolivia o más al sur, en Argentina.

“Es la primera vez que está economía se contrae por cuarto año consecutivo. Casi 40 puntos del PIB han desaparecido en los últimos cuatro años. Venezuela entró en un ciclo de colapsó macroeconómico en 2014, pero la causa no fue la caída de los precios petroleros, sino un modelo que se agotó y que requería de precios del petróleo por encima de los 100 dólares. Nunca entes en la historia de Venezuela había habido una fase de colapso como la actual”, según Puente.

El también profesor del Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) detalló que la combinación de factores como el salario mínimo más bajo en los últimos 25 años, el ciclo recesivo recurrente, la alta y persistente inflación y desabastecimiento aceleran la crisis económica con el paso de los días.

De acuerdo con el académico, Venezuela ha arrastrado una serie de políticas perjudiciales y de manejo de la economía por largos año. “Hemos hechos muchas cosas malas y necesitaremos hacer muchas cosas buenas por mucho tiempo”.

Puente resumió la ruta preliminar para iniciar la crisis macroeconómica en cuatro acciones urgentes.

“Control de cambio hay que desmontarlo con una tasa competitiva única, porque ningún país puede sobrevivir así. Los controles de precios deben ser eliminados porque eso genera desabastecimiento. Por otra parte las reservas internacionales hay que fortalecerlas y para eso hay al menos dos opciones: uno, ir al Fondo Monetario Internacional; dos, acudir a la comunidad internacional para solicitar un financiamiento mediante préstamos. Por último, y no menos importante, un subsidio para al menos 60% de la población”, explicó Puente.

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