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Un reto al liderazgo

La decimocuarta encuesta internacional sobre los costos de la seguridad social, de la Organización Internacional del Trabajo (O.I.T., 1987-1989), incluye la evaluación de 30 países de Africa; 20 países de Asia; 26 países de Europa; 4 de Oceanía y 25 países de América. Venezuela no está, no existe cuando de seguridad social se habla.

Alemania empezó en 1883. Australia, Nueva Zelandia, Suecia y Dinamarca a partir de 1890. América Latina, Europa, Estados Unidos, Canadá antes del decenio de 1930 y en otros países en desarrollo de Africa, Asia y el Caribe, al inicio de 1950.

Nosotros, los venezolanos, los del petróleo, hierro, bauxita, oro, energía eléctrica, los de la tierra fértil y el ta’barato, no tenemos nada bueno, en seguridad social, que mostrar. Una cachetada al liderazgo del siglo XX y un mandato innegociable para el nuevo liderazgo generacional. Este es el problema y la respuesta. Un cambio en la cultura política, en los paradigmas sindicales, en la visión de corral de algunos empresarios, en la misión de las instituciones públicas, en la participación inteligente de la sociedad civil constituye la base moral y conceptual de una respuesta que tiene 60 años de atraso.

La seguridad social en su alcance mínimo (1952. Núm. 1022 O.I.T.) distingue nueve ramas: Asistencia médica, Prestaciones monetarias de Enfermedad, Prestaciones de Desempleo, de Vejez, de Accidentes de Trabajo y Enfermedad Profesional; Prestaciones familiares de Maternidad, Invalidez, Sobrevivientes; por otra parte, lo relacionado con sistemas previsionales de salud, fortalecimiento del ahorro, consolidación de un salario digno, Formación Profesional, Política Habitacional, Recreación Social y de los Trabajadores y todo ello junto a la afirmación de los derechos que nos asisten en materia de Antigüedad, Preaviso, despido sin justa causa, utilidades y estabilidad en el empleo; concretan en conjunto la deuda más humana que 39 años de democracia tiene con el pueblo que la sostiene.

Este proceso por establecer un sistema de seguridad social, tiene 5 momentos, todos difíciles pero superables: Encontrar voluntad moral y política, en interlocutores siempre contrapuestos; llegar a un resultado conceptualmente elaborado y asumido institucionalmente; darle rostro jurídico al complejo mundo de las propuestas-marco, convertir los principios y las leyes en objetivos, políticas, programas, procedimientos concretos y esperar que la gente, en su desespero justificado, sepa comprender y esperar, son las etapas a vencer en adelante. Son momentos morales, políticos, legislativos, técnicos, humanos, que necesitan de información, concientización, participación y responsabilidad institucional.

La tripartita comprendió el mandato de la historia. Un grupo serio y responsable de venezolanos desde el mundo empresarial, sindical y del Gobierno se empeñó en romper la continuidad de la demagogia, la mentira, el cortoplacismo, asumió el pago de la deuda y con sueño de respuestas inició el camino. Ahora la prueba es de todos. Partidos, Parlamento, instituciones y la gente estamos obligados a desarrollar un liderazgo de respuestas, con visión de trabajo, responsabilidad, moral, estadistas, sin mentiras. Hablo de constituirnos en una verdad para volver a creer. La tripartita y el consenso a las puertas del siglo XXI, puede y debe ser el espíritu nacional que necesita el país para comprender, atender y vencer la pobreza de nuestro pueblo y trasladarnos en un salto consciente al mundo de la productividad, la competitividad, la justicia y el progreso social y económico de la gente.

*Carlos Navarro es Secretario General de la CTV


El Universal Caracas, lunes 16 de junio, 1997

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