El Editorial

A fuego lento se cuece el cambio

Creer que no ha ocurrido nada en Venezuela a partir del 5 de enero de 2019 es padecer de ceguera, o de sordera, o las dos a la vez.

Si bien es cierto que Maduro se aferra a la silla con particular tozudez, no es menos cierto que está surgiendo un nuevo país, constituido por millares de sobrevivientes que han emprendido, cada uno a su manera, el camino de la reconstrucción nacional al margen del Estado y de las organizaciones políticas y que hay un gobierno interino que hace lo imposible por mantener encendida la llama de la libertad, dentro y fuera del país.

Hay quienes no creen que la negociación con un régimen forajido pueda resolver la situación y que, al fracasar estas, vendrán más sanciones hasta que terminen de romper el espinazo del régimen. Otros creen que, inevitablemente, la presión internacional, junto al ofrecimiento concreto de garantías a todos aquellos que de manera concreta ayuden y contribuyan a que se produzca el cambio, terminará logrando que salte el corcho que mantiene el juego trancado.

No sabemos cuál de estos dos escenarios será el que prevalecerá, sin embargo, creemos como probable, a pesar de la naturaleza intrínseca y peculiar de los integrantes del régimen, que será aquel que les permita ir hacia un mejor futuro personal, en el que puedan conseguir una vía aceptable de redención.

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2 comentarios

  1. Negociar con los funcionarios del gobierno opresor ofreciéndoles garantías para que dejen el Poder es un cuento de hadas que NO debería ser. Es exactamente cuando un mala conducta comete un crimen y le dan garantías para no pagar su pena. Como es posible que eso esté presuntamente ocurriendo. Ya basta de tanta decidía. Operación quirúrgica es lo que debería ocurrir. Vean al vecino de Cuba qué se ha quedado por años y no han podido sacarlo de allí. Con Noriega si funciono.

  2. La situación política del país es única, por no decir especial. Desde el punto de vista Constitucional tenemos la razón por defender al Estado frente a los intentos de disolución. Maduro no tiene interés en lo legal ni en lo constitucional. Solo es un aventurero como los que se apropiaron de comunidades, sobre todo el África y Asia. Esto nos conduce a pensar y organizar el rescate por vías establecidas en la Constitución.
    Además, es compleja la situación por la existencia válida de partidos políticos surgidos de un estado democrático que dejó de serlo. ¿Cómo satisfacer a todos los que buscan el poder sin causar un daño?
    El espacio para tratar tantos temas es estrecho y debemos tratar de discutirlos en los espacios que están con la lucha por la libertad en democracia.

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