El Editorial

Biden y las elecciones del 3 de noviembre

La polarización imperante con motivo de las elecciones del 3 de noviembre provoca posiciones de intolerancia extremas entre uno y otro bando, cada uno de los cuales amenaza con consecuencias apocalípticas de ganar el contrario. Por un lado los partidarios de Trump señalan que un triunfo de Biden llevaría a la instauración del socialismo en la nación norteña, en tanto que los seguidores de Biden sostienen que un triunfo de Trump conduciría a la implantación en el poder de la supremacía blanca.

El gobierno de Trump ha sido uno de los más conservadores que ha tenido ese país. Como se señaló en un editorial anterior, la política suele caracterizarse por movimientos pendulares que podrían conducir al otro extremo del espectro político. Los temores se han visto avivados por multitudinarias protestas con acusaciones de violencia policial. Se han desatado disturbios, saqueos e incendios que se han extendido por más de 120 ciudades y que lucen promovidas por organizaciones como Antifa o Black Lives Matter.

Con un pie adentro y otro afuera del Partido Demócrata, una variedad de corrientes que incluyen algunos alcaldes y miembros de la Cámara de Representantes, intentan construir una izquierda “progresista” en los EEUU.

Sin embargo, hay que tener presente que el Partido Demócrata atravesó por un proceso de depuración a la hora de seleccionar a su candidato.

Bernie Sanders, Joe Biden, Michael Bloomberg, Elizabeth Warren y Tulsi Gabbard fueron los precandidatos del Partido Demócrata. Durante los debates previos pudimos observar las distintas tendencias que hacen vida dentro de ese partido.

Los más radicales apoyaron a Bernie Sanders, ex gobernador de Vermont, quien no dudó en revelar sus simpatías socialistas. En el otro extremo del partido se ubicaba Michael Bloomberg, el millonario y tres veces alcalde de Nueva York. Finalmente el partido se decantó por Joe Biden quien lucía como un candidato de equilibrio.

Biden tiene una larga carrera política dentro del partido demócrata. Ya en 1973, con apenas 21 años, fue elegido como uno de los senadores más jóvenes en la historia de los EEUU por el estado de Delaware. Presidió algunos de los Comités más importantes del Senado. Se opuso a la Guerra del Golfo en 1991, apoyó la incorporación a la OTAN de países de Europa Oriental, apoyó la Guerra de Iraq pero se opuso al aumento de tropas americanas en ese país en el 2007. Fue también presidente del Comité Judicial del Senado. Fue reelecto en seis oportunidades al Senado de los EEUU.

Frente a los temores que despertó la candidatura de Barak Obama en el 2008, los demócratas incluyeron en su ticket como vice presidente a Joe Biden, considerado como una figura de equilibrio.

Como vicepresidente apoyó la intervención militar en Libia, supervisó los gastos en el programa de infraestructura aprobados a raíz de la recesión del 2009 y lideró las negociaciones para la firma del Tratado START con Rusia.

Por lo que respecta a Venezuela, existe una posición bipartidista que apoya un regreso a la democracia en nuestro país. Por otra parte, quizá un gobierno demócrata decida adoptar estrategias diferentes con el mismo objetivo.

Faltan apenas pocas semanas para las elecciones. Aunque la mayoría de las encuestas le dan el triunfo a Biden, no todo está dicho. La encuestadora Gallup favorece a Trump, quien por cierto -aún convaleciente del Covid 19- está realizando una audaz campaña, sobre todo en los swing states.

Por tratarse de una elección indirecta, el resultado se decidirá en los colegios electorales. Los principales “swing states”, de quienes dependerá el resultado final, son Florida, Pensilvania, Ohio, Michigan, North Carolina y Arizona. En la mayoría de ellos Biden lleva ventaja; pero igual ocurrió cuando Hillary Clinton era candidata y, aunque ella triunfó en número de votos populares, Trump logró los 270 votos requeridos en los colegios electorales para alcanzar la presidencia.

Lamentablemente todo parece indicar que seremos testigos de un final de campaña desagradable y cargado de acusaciones de toda índole, de bando y bando. Aspiremos que al final prevalezcan una vez más la solidez de las instituciones y la sensatez del pueblo americano.

Lo más perjudicial sería que se desaten las pasiones por el desconocimiento de los resultados electorales. Ello dificultaría la recuperación de una economía ya duramente golpeada por la pandemia. Si así ocurriese, se profundizarían la crisis y los niveles de desempleo, con agudas dosis de sufrimiento humano, además de una fuerte caída de Wall Street.

José Toro Hardy, editor adjunto de Analítica

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Un comentario

  1. Hoy en día, la mayor parte de la investigación que se publica en el campo de la política se relaciona con temas concretos, como las campañas electorales y las elecciones, el proceso legislativo, el poder ejecutivo, las regulaciones administrativas, los impuestos y la seguridad social, las relaciones internacionales, la política comparada, la toma de decisiones jurídicas y las acciones e influencias de los grupos involucrados en las finanzas, el trabajo, la agricultura, la religión, las culturas étnicas, los militares o los medios de comunicación.
    Las posiciones de los contedientes se asemejan al juego de Ajedrez, donde pueden efectuarse cambios en los oponentes.

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