Caso Guyana: Rectificar es de sabios
Cambió el tono la Cancillería venezolana y preparó un comunicado bien redactado, donde deja clara la posición y los argumentos de Venezuela ante la oportunista petición de Guyana. Oportunista porque pensó que nuestro país seguiría siendo amable y complaciente.
Tenía razón la Cancillería guyanesa, pero no supo ver la montaña detrás del bosque. El comunicado venezolano es amable, está concebido y escrito en términos elegantes y de buen tono. Pero ya no es el bosque anterior, de hacer concesiones generosas en demasía, que el Gobierno actual de Guyana demostró, no sólo no merecer, sino no comprender.
La montaña que asomó ahora es la de un Gobierno y una Cancillería que, respetando la amabilidad con el país vecino, deja muy claros los argumentos que le permiten exigir que se deje de lado una solicitud que ignoraba, con grosero oportunismo, la realidad de un reclamo con plena vigencia. Guyana confundió las cosas. Quizás esa confusión surgió de la misma conducta de la diplomacia venezolana de años anteriores. Pero no tuvo ni siquiera la cortesía fundamental de consultar con Caracas antes de ir directamente a las Naciones Unidas, involucrando además a algunos de sus vecinos caribeños, limítrofes también con Venezuela.
La Cancillería venezolana nos ha dado una grata sorpresa con este comunicado oficial. Sin rechazar su propio comportamiento de mano extendida –quizás demasiado- con Guyana en años anteriores, no vacila en dejar muy claras la posición de Venezuela, sus claros argumentos y su oposición a un abuso.
Debemos felicitar a la Cancillería y al Gobierno de Venezuela porque han demostrado no sólo que tienen perfecta conciencia de la posición y la vía correctas en el reclamo en el tema Esequibo, sino un compromiso de defenderlas. Nos quitamos el sombrero.
