Corromper para permanecer

Si analizamos fríamente el contexto político actual en Venezuela, resulta evidente que algunas personalidades políticas de segundo o tercer plano, han decidido «hacerle la cuna» a un régimen que solo se mantiene en el poder gracias a lo que Tomas Lander denominó la sociedad de cómplices.
Esas complicidades están alimentadas por la indiscriminada distribución de dádivas materializadas en -qué paradoja- dólares, la propia divisa del mal querido imperio.
Esa corrupción se ha extendido de tal manera que pudiésemos calificarla como una metástasis que se disemina y toca a los más diversos sectores de la sociedad venezolana. Basta ver el caso público y notorio de los miembros de la Asamblea Nacional, afortunadamente relativamente pocos, que se prestaron para armar esa ficción jurídica que supuestamente entronizaría a Parra como presidente del poder legislativo.
Hay otros casos que no sabemos cómo calificar porque las maniobras hechas para armarlos no son, al menos formalmente, tan toscas y evidentes, como lo fueron en el caso de la fallida directiva de la AN. Lo que si da lugar a suspicacia es la cada día mayor similitud y afinidad en los argumentos planteados sobre la eventual “ solución “ a la crisis política venezolana, entre lo dicho por los autodefinidos opositores y la cúpula del régimen.
Si queremos hacer una exégesis de esta afirmación basta leer o escuchar los coincidentes argumentos descalificadores y negadores del éxito de la gira de Guaidó, con lo que demuestran ser la expresión de la misma melodía cantada a dos voces.
El tiempo aclara todo y no tardará mucho en desenmascararse una de las más patéticas bufonadas de la historia política de nuestro país.