El Editorial

David y Goliat

Todos conocemos la historia de cómo un joven pastor llamado David logró vencer al gigante filisteo Goliat. Pero no muchos han entendido lo que representa esa historia, que no es otra cosa que mostrar que aún en las circunstancias más contrarias, y presuntamente imposibles,,el débil puede vencer al fuerte.

La debilidad y la fortaleza son aspectos circunstanciales en determinadas situaciones, ya que en el más fuerte siempre existirá puntos vulnerables y en el más débil, fortalezas insospechadas.

En el caso de David, su fortaleza era su habilidad y experiencia como hondero; en el caso de Goliat, su debilidad era que si bien su cuerpo estaba prácticamente acorazado, su rostro no, y allí fue precisamente donde lo golpeó David.

Si aterrizamos en nuestra aparentemente eterna dictadura, que luce fuerte por el poder de las armas de las que aún dispone, tal vez es que todavía no hemos sabido detectar su punto débil. Todos lo tienen, si no, recordemos lo que ocurrió en la guerra de Vietnam y cómo la tenacidad y sacrificio del VietCong logró vencer, no de manera militar, sino psicológicamente al todo poderoso e invencible ejército norteamericano, y dónde ganó esa batalla, no en el terreno, sino en la opinión pública americana.

Hasta ahora hemos enfrentado al régimen con los mecanismos usuales de la lucha democrática y esos no han sido suficientes, ya que en este caso no se trata de un adversario convencional, sino de uno diferente por sus estrechos vínculos con el crimen organizado y el terrorismo mundial y, por lo tanto, vencerlo usando las reglas y criterios del librito resulta harto complicado. Eso no quiere decir que no podamos, como David, descubrir su punto débil y concentrar allí la fuerza para vencerlo y este punto débil puede no estar en Venezuela, sino en los que manejan los hilos desde afuera.

Hay más de una razón para que cubanos, rusos y otros entiendan que mantener a toda costa al actual régimen no es garantía de que podrán en el tiempo seguir beneficiándose de las riquezas de nuestro país, porque si algo han demostrado en 20 años es su incapacidad para construir una Venezuela viable y si su inmensa capacidad de, como el rey Midas, convertir oro en nada.

Los intereses que todos los países puedan tener en beneficiarse de las inmensas riquezas que Venezuela posee, no serán posibles si este desastroso y corrupto régimen permanece en el poder por mucho más tiempo.

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2 comentarios

  1. El drama (que es tragedia) de nuestro país es y ha sido su riqueza como producto del petróleo. Después de 1958 tuvimos la esperanza en que los regímenes dictatoriales no regresarían. No fue así con la aparición de chávez dirigido por Fidel Castro. En estos veinte años de dictadura militar ha sido abolida la democracia y robada la riqueza material que nos dio riqueza espiritual y material, con la enseñanza recibida de muchos países.
    ¿Cómo podremos restaurar la estabilidad social y lograr la formación de una generación que espera?
    La política ha sido deformada. No es la politología como ciencia social lo que tenemos sino una hueste de criminales sin formación para la sociedad.
    Tengo fe en que alcanzaremos el desarrollo mediante la acción de jóvenes honestos respaldados por los veteranos de la política concebida como medio de gobierno.

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