Diálogo no es confrontación

El régimen nos ha mal acostumbrado a entender que diálogo es solo una manera diferente de confrontar.
Pero dialogar es precisamente lo contrario, es ver si existen puntos de convergencia dentro de la divergencia. Eso es lo que decidieron hacer Petro y Uribe, tal vez porque ambos son inteligentes y entienden que la crisis internacional supera por mucho la realidad colombiana.
No dialogar es lo que hacen los que no ven más allá de sus narices y por supuesto no entienden las repercusiones que la guerra de Ucrania está teniendo en la economía mundial.
Los hombres inteligentes saben la importancia de dialogar cuando los problemas los sobrepasan. Los que no, son dominados por la soberbia y la prepotencia, y creen que dialogar es signo de debilidad.
Esperemos que en este momento difícil para nuestra región y el mundo prevalezca la inteligencia sobre la soberbia.