El Editorial

Dos reuniones

Tras mucho hablar y declarar de parte y parte, se produjeron esta semana dos reuniones entre los directivos de Empresas Polar y el Gobierno. La principal diferencia, antes de los dos encuentros, fue que el Presidente Nicolás Maduro las anunció con un tono de propaganda política innecesario, y, aún peor, amenazante, mientras que el dueño de Polar mostró cifras y datos concretos que evidenciaron un criterio gerencial que apunta al éxito por encima de los problemas y no tiene temor de señalar las fallas del Gobierno.

Lo importante, en cualquier caso, es que las reuniones se realizaron, primero con el Vicepresidente y al día siguiente con el Presidente, en ambos eventos con participación de los dirigentes oficiales de la economía, y en ambos con el mismo interlocutor, esa empresa que sigue siendo orgullo y confianza de los venezolanos de todos los niveles. Hay información, además, de otras reuniones realizadas y programadas con empresarios de muy diversos sectores y de un esperado esfuerzo del Gobierno por dar un nuevo orden al suministro de divisas de acuerdo a la realidad de un mercado y un sistema económico que, si ha llegado al borde del barranco, ha sido mucho más por errores de los dos gobiernos desde 1999 que por ambiciones perversas de la variada iniciativa privada venezolana.

Que esto se esté produciendo nos da nuevas esperanzas, debemos reconocerlo aunque apenas comiencen a vislumbrarse. Pero al mismo tiempo hay que señalar que lo económico no disculpa de lo político, y que el Gobierno en general,  el Psuv y el Presidente Maduro en particular, siguen teniendo una fundamental deuda pendiente con el país, que es la aclaratoria de la verdad del proceso y resultados de las elecciones del 14 de abril.

Es inexcusable recordar también graves deudas de este Gobierno con su pueblo, como son las brutales actuaciones militares en la represión de ciudadanos, especialmente estudiantes, por el hecho de protestar, el muy denunciado acoso a empleados y trabajadores gubernamentales por la simple presunción de que no votaron por Nicolás Maduro, además la constante agresión contra gobernadores opositores, los abusos contra diputados de oposición en la Asamblea Nacional y hechos vergonzosos y sin explicación como la detención de Antonio Rivero.

El caos económico hay que reordenarlo y resolverlo, aunque no se recupere en el corto plazo, porque ya no aguanta más y amenaza con arrastrarlo todo. En cambio, la conducta política del Gobierno, los poderes públicos y quien es, lo quiera o no, el máximo responsable, el Presidente Maduro, es una gravísima e injusta cuestión que no tiene ya lapso de espera.

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