Ejemplo de desidia
El conato de incendio ocurrido este domingo en uno de los vagones del Metro de Caracas, evidencia la difícil situación en la que ha operado durante años el que llegó a ser el más eficiente sistema de transporte de Venezuela y un modelo de servicio a seguir en Latinoamérica.
Atrás quedaron esos días en que la actitud del caraqueño cambiaba al bajar al subterráneo, porque su propio ambiente te inspiraba a mantenerlo. Hoy el Metro de Caracas es un sitio donde da miedo entrar, pululan los indigentes, vendedores ambulantes, estaciones repletas de personas, incluso en estos tiempos de distanciamiento social, robos, suciedad, sin aire acondicionado…
Trenes sin mantenimiento y con fallas en sus sistemas ocasionan cada vez más frecuentes descarrilamientos, que se han hecho tan normales que ya no nos asombra leer cuando algo de esta naturaleza sucede.
Cada cierto tiempo anuncian jornadas de limpieza de las estaciones, reparación de las escaleras mecánicas, pero el sistema está en tan mal estado, por tantos años de desidia, que hará falta una cifra mil millonaria para que sea lo que otrora.
Los problemas de los servicios públicos no se resuelven con improvisación, ni con pañitos calientes. Hace falta una buena gerencia que le devuelva su nivel, un verdadero plan de rescate que permita una recuperación integral de este sistema de transporte.
