El abuso electoral
No sorprende a nadie en Venezuela que el gobierno haga uso de todos los recursos del Estado para promover la campaña electoral de sus candidatos a la selecciones del 6D, pero hasta ahora eso se hacía de manera más o menos discreta, para no violar abiertamente las restricciones impuestas por el CNE, que en la práctica solo son aplicables a los candidatos de la oposición.
Ahora vemos que al abuso se une la impudicia en la campaña multimillonaria de William Ojeda para su elección como diputado por Petare. No solo ha invadido el municipio Sucre con propaganda electoral en costosas y grandes vallas sino además, con apoyo de sus mismos financistas, ha colocado una tarjeta electoral que pretende confundir al electoral bajo el nombre Unidad es oposición, e incluso, le añade una mano para hacerla lo más parecida posible a la verdadera tarjeta de la Unidad, que pertenece a la MUD.
A todas estas violaciones flagrantes de propaganda electoral antes del inicio oficial de la campaña en noviembre no hay ninguna sanción por parte del CNE, lo que sí ocurriría, sin dudas, si a la oposición se le ocurriese hacer algo parecido a lo que con tanto descaro hace William Ojeda.
Es de esperar que el elector venezolano sepa distinguir entre quienes quieren comprar su voto y lo que de verdad apuestan al cambio para construir un mejor país.
William Ojeda resultó ser un hombre de muy bajito amor propio. Él da vergüenza.
Hasta el momento la percepción de un deseo de cambio se mantiene pese al ventajismo inocultable del sector oficialista. Y es que ni con amenazas veladas, aumentos salariales, ausencia de observadores confiables y uso indiscriminado de los recursos del Estado al servicio de imponerse a como de lugar en las parlamentarias, parecieran desviar la clara intención de propiciar una salida a la presenta situación. Casi que es una tendencia inercial pese a los errores y omisiones de algunos líderes opositores y su obstinada e interesada visión del problema. En este sentido, la opinión pública parece estar clara en que el CAMBIO es una necesidad impostergable y que no es regalando bolsas de alimentos y otros enceres, que se puede persuadir a la gente de las ´´bondades´´ de la revolución. La situación es demasiado grave y la ausencia de respuestas efectivas a los ingentes problemas brillan por su ausencia ; y es que el problema de la escases y la inflación, aunada a falta de medicamentos e insumos para la atención de la salud y todo lo demás, es generalizada y ya están provocando muertes entre personas con enfermedades crónicas. Digamos que la crisis ya rebasó los límites de la subsistencia humana y el Estado ya no tiene los recursos para atender tantas necesidades insatisfechas. El colapso es total.
Pensar que la gente se vaya a ´´confundir´´a estas alturas sobre por quien votar parece poco probable. El desespero de la dirigencia oficial es mas que evidente, y salvo que se produzca un fraude monumental y descarado, el gobierno poco tiene que buscar en estas elecciones que a todas luces las tienen perdidas de antemano. Aquí se irá a votar con tranquilidad pese a los incesantes intentos del gobierno por enrarecer el ambiente y generar tensiones innecesarias que no parecieran surtir el efecto deseado. Más aún, señores como Carreño, Rodriguez, Cabello y otros muchos más, parecieran actuar como opositores encarnizados al mismo régimen, al hacer declaraciones que ahuyentan hasta a los mismos chavistas y que indican el grado de desesperación de un partido de gobierno totalmente divorciado de la realidad. Perdieron toda credibilidad y confianza, si alguna vez la tuvieron. Estamos ante una nave que se hunde irremisiblemente y el inicio de un proceso de desguace que no lo para nadie.
La mejor consigna que se puede dar, es: ¡ TRANQUILOS Y SIN NERVIOS !.