El camino sigue siendo el camino
Pasan los días y el régimen queda cada vez más aislado. La conminación europea de fijar un plazo de 8 días para que Maduro convoque a elecciones libres y justas, conforme a la praxis internacional, es una condición que él nunca podrá aceptar, como bien lo dijo el sábado Arreaza en el Consejo de Seguridad de la ONU, y no la puede acatar porque implica reconocer que su elección fue irrita y nula. ¿El plazo entonces para qué se puso? simplemente para tener un elemento definitivo de consenso y que unánimemente los 28 miembros de la UE reconozcan la presidencia interina de Juan Guaidó.
En la sesión de la ONU, como bien señala el exembajador Diego Arria, quedó en evidencia la falta de argumentos de Arreaza frente al informe presentado por la Secretaría Política de la organización y los planteamientos hechos por el Secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo y por los representantes de Francia, Inglaterra, Alemania, Polonia, Colombia y otros, y si bien tuvo su coro de amigos, sólo Rusia, Nicaragua, Bolivia, San Vicente y las Granadinas y Cuba fueron explícitos, ya que el discurso de China fue más bien guabinoso. Los africanos mantuvieron lo que siempre dicen en la ONU. Pero bien lo jido Arria, el hecho que se aprobara el tema en el orden del día ya le dio relevancia mundial al caso Venezuela.
El tema esencial que resta por definir es el comportamiento del sector militar interno, más allá del apoyo “incondicional» que el Alto Mando le dio a Maduro. No se trata de golpe, ni mucho menos de invasión foránea, sino, simplemente de quiénes van a respetar el orden constitucional claramente establecido y quiénes prefieren seguir obedeciendo a alguien que, en opinión de la inmensa mayoría de la población y de sectores cada vez más importantes de la comunidad internacional, está actuando al margen de la ley.
