El CNE un camino tortuoso
En Venezuela es una práctica común que los suplentes participen en las juntas directivas del sector privado. En los organismos públicos también. Por ejemplo, es notoria la presencia de los suplentes en la Asamblea Nacional y en el Tribunal Supremo. En el caso del CNE los suplentes del sector oficialista suelen estar presedntes con alguna frecuencia ,mientras que éste no parece ser el caso de los suplentes de la oposición. ¿Es que acaso Miriam Kornblith o Carolina Jaimes Branger no están habilitadas para enterarse de lo que pueda ocurrir en el Consejo cuando fallen, por la razón que sea, sus respectivos principales?. O ¿será más bien que los representantes de la oposición están tan atareados que no disponen de un minuto libre para que estas señoras, por demás inteligentes, participen?.
En el CNE, que todos debemos respetar, pareciera que los procesos de toma de decisión suelen tomar vericuetos ininteligibles para los legos. Hasta ahora se han producido decisiones por consenso, que en alguna medida han allanado el camino del revocatorio, pero eso sí, sembrado de obstáculos de tal naturaleza que han hecho que un hombre,tan experimentado y ponderado como lo es Carlos Delgado Chapellín, haya declarado públicamente que la función del Consejo es facilitar los procesos electorales y no obstaculizarlos.
Deseamos, como todos los venezolanos, creer que en el CNE prevalecerá la sensatez y será éste el árbitro confiable que todos necesitamos. Sin embargo, la lentitud bizantina con que se toman las decisiones deja mucho que desear. El asunto del papel moneda para convocar los referendums es un hecho que merece su lugar en la columna de Ripley.
