El peligro del resuelve

Como el Estado venezolano carece de los recursos financieros para pagar a la enorme burocracia que ha creado en estos 22 años, la fórmula compensatoria que se le ha ocurrido a quienes detentan el poder, es reducir el horario laboral de los empleados al servicio del estado y darles libertad para buscar otras maneras de compensar el insuficiente sueldo que reciben.

A los maestros se les dice dicten menos clases y tómense libre dos días de la semana para que se rebusquen ingresos compensatorios. Parece no importar que los alumnos paguen las consecuencias de una educación insuficiente.

Pero es aún más grave cuando le dicen eso a los militares y a las diversas fuerzas de seguridad, porque, en muchos casos, la manera como estos resuelven es a través de la matraca y, como poseen el monopolio de la fuerza, en algunos casos pueden usar el mecanismo de la detención para extorsionar y así obtener una cantidad mayor, por supuesto en dólares, para “liberar” al injustamente detenido.

Eso conduce a una metástasis corruptiva y a la desmoralización e indisciplina total de nuestros organismos de seguridad.

Así no puede funcionar ningún estado moderno, porque lo que prevalece es la arbitrariedad y la indefensión total de los ciudadanos.