El Editorial

El remedio puede ser peor que la enfermedad

Ante la exponencial velocidad de contagio del COVID-19, un virus ante el cual el organismo humano carece de anticuerpos para defenderse, todos los gobiernos del mundo han adoptado severas políticas para contener la pandemia y salvar vidas.

Las primeras medidas de contención han consistido en cierre de fronteras, aislamiento social e incluso cese de actividades.

La paralización económica está afectando a un mundo globalizado donde los procesos productivos forman parte de una compleja urdimbre de interdependencias sobre las cuales reposa el bienestar y el progreso de las naciones. Las bolsas de valores han experimentado angustiosas pérdidas.

Los gobiernos están desempolvando muchas de las viejas medidas de estímulo vía “déficit spending” de John Maynard Keynes con las cuales se enfrentó la Gran Depresión de 1930. Se trata de poner dinero en el bolsillo de los ciudadanos y proteger el aparato productivo.

Esa es la esencia detrás del acuerdo entre republicanos y demócratas para un paquete de estímulos de emergencia en los EEUU por 2 trillones de dólares (anglosajones), el mayor de la historia. Eso sin duda reanimará a Wall Street. Lo mismo hacen Italia, Francia y España que ofrecen movilizar respectivamente € 350.000 millones, € 300.000 millones y € 200.000 millones para mantener el tejido productivo de sus economías. Igual Alemania. El rigor fiscal es un hoy un lujo que nadie se permite. Después habrá que pagarlo con un brote inflacionario. Después le tocará el turno a Milton Friedman.

Países ricos y pobres persiguen los mismos objetivos. Desde el presidente Bukele de El Salvador que ha acudido en auxilio de su población ofreciendo la suspensión por tres meses del pago de servicios, hipotecas y alquileres (cuyo pago deberá ser diluido durante el tiempo restante de vigencia del contrato) y un subsidio de aproximadamente $ 300 a los hogares salvadoreños, hasta las 30 medidas anunciadas por el presidente Alberto Fernández de Argentina que serán aplicadas escalonadamente para enfrentar el impacto económico de la pandemia.

Los gobiernos están recurriendo a medidas que persiguen la protección tanto de la población como de las empresas para que, una vez superados los efectos de la pandemia, las economías puedan retomar el rumbo del crecimiento.

Las disposiciones hasta ahora anunciadas en Venezuela lucen teñidas de un trasfondo político al recurrir a mecanismos de control social como el Carnet de la Patria o el llamado Sistema Patria para obtener algunos beneficios.

Todas las pandemias tienen un ciclo y todas llega un momento en que tienden a superarse. Aunque la prioridad debe ser salvar vidas, también hay que considerar que las secuelas económicas del mal que pueden ser devastadoras. En términos de sufrimiento humano no hay que olvidar a los trabajadores que pudieran perder sus empleos, sus medios de subsistencia o sus ahorros y a las empresas que pudieran desaparecer afectando las posibilidades de recuperación una vez superada la pandemia.

Quizá a ellos se refería el presidente Trump cuando al referirse a las medidas que se están adoptando sugirió que hay que cuidar que el remedio no vaya a ser peor que la enfermedad.

José Toro Hardy, Editor adjunto de Analítica

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Un comentario

  1. En verdad hemos entrado a dar un paso adelante cara a evitar la destrucción del aparato productivo y buscar algo de estabilidad económica al mundo laboral, mientras se pueda alcanzar el objetivo de descubrir la vacuna que pare la pandemia del coronavirus I y II y que no sé de un aceleramiento de la capacidad de mutar el virus. Por ahora la mutación es lenta y en ese espacio de tiempo es a lo que se apuesta para lograr tener ese algo que impida el desarrollo de la enfermedad. No obstante de momento no hay nada concreto en cuanto a descubrimientos curativos trascendentales.

    Proporcionar ingresos y alimentos a la población para que tenga como cuidar a sus familias es muy importante y lo hecho por los países mencionados es igualmente importante hasta emocionalmente, para sobrellevar el impacto de la cuarentena. De hecho ya estamos observando cierta agresividad y hasta comportamientos esquizofrénicos y discusiones ridículas entre vecinos, no exentas de alguna violencia. Por ahora dejar que se desahoguen en el estacionamiento ha servido de algo, pero no servirá para muchas semanas más. El problema es que nuestro gobierno ni pone dinero en los bolsillos de los trabajadores y solo les entrega unos bonos inútiles que se evaporan con solo mirarlos, y excluyen a la mayoría de la población. Tampoco vemos un mantener a la vista el equilibrio entre empresarios, trabajadores y los precios que darían un equilibrio o respiro a todos. Por el contrario, pareciera que en cualquier momento esto se desbordará. También es que la corrupción de la fuerza pública es terrible : tropa y policías venden el combustible de sus vehículos sin temor a sanciones ni nada de nada. Un país anarquizado y peligrosamente cómplice en sus acciones.

    Todo se ha agravado porque la justicia norteamericana va a por la plana mayor del gobierno y hasta por el jefe de «La Banda de los 7» y ofrece una recompensa de 15.000.000 de dólares por su captura, no sabemos si vivos o muertos, pero el todo es capturarlos lo más pronto posible para enjuiciarlos y, suponemos mueran de viejos en una prisión de máxima seguridad en el Norte. Y, no sabemos como reaccionarán, pues pudiesen iniciar la ejecución de sus enemigos y dejar los asesinatos en manos de los colectivos armados ; amén de dejar en el polvo todo el sistema productivo nacional : posos petroleros, electricidad, empresas y empresarios. En fin, dejar los escombros para una futura reconstrucción. Esa era la orden de Chávez si invadiesen el país.

    Ahora el poder judicial gringo habló y los quiere para ya vivos o muertos, pero los quiere. Ahora la pelota está en manos de Maduro y sus fugitivos. ¿ Qué harán ?. Pelearán, se rendirán o huirán como gallinas a Cuba u otros países ?. Por cierto, no vemos a los rusos muy animados para pelearse con Trump, que por cierto, ha sido por vez primera sensato, con eso del remedio y la enfermedad. Y si nos invaden, la pandemia va para rato o una «piadosa mano que mese la cuna», le haga el favor desde dentro del palacio a los gringos y cobre los dólares por taquilla. EN ESTE PAÍS DE LOCOS, CUALQUIER COSA PUEDE PASAR.

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