El Editorial

Gasolina y diésel en estado de postración

En Venezuela estamos sufriendo una escasez nunca antes imaginada de gasolina y de diésel. (también de gas). Aún somos testigos de las inmensas colas de vehículos que se forman frente a las estaciones de servicio en las que se expende gasolina a razón de Bs 5.000,oo el litro.

Pero un nuevo drama está afectando a la economía nacional resultado de la escasez de diésel, que es un derivado utilizado fundamentalmente para el transporte público, de mercancías y alimentos, la generación de electricidad y el uso en maquinarias agrícolas e industriales como tractores y otros.

Diésel y gasoil se han hecho sinónimos, pero realmente no lo son. El diésel es un motor de combustión interna (que lleva el nombre de su inventor) que utiliza gasoil como combustible.

No es fácil entender cómo se pudo llegar a esta situación en el país. Cuando Chávez llega al poder, PDVSA era propietaria total o parcialmente de 22 refinerías en el mundo con capacidad para refinar 3 millones de barriles diarios. De ellas, teníamos 6 importantes refinerías en Venezuela capaces de procesar 1,6 millones de b/d. A través de nuestra filial CITGO controlábamos el 10% del mercado interno de gasolina de los EEUU y el Caribe era un “mare nostrum” para los combustibles venezolanos.

Somos un país con enormes reservas de petróleo y una amplísima experiencia en el mundo de los hidrocarburos. Alguna vez fuimos considerados como el suplidor más seguro y confiable en los mercados internacionales y llegamos a ser a finales de la década de los 30 el segundo mayor productor de petróleo (después de EEUU), el mayor exportador mundial del producto y propietarios de PDVSA que ya para 1996 era considerada por Petroleum Intelligence Weekly como la segunda mayor empresa petrolera a nivel mundial.

Pero, como ya se dijo, hoy nuestra industria petrolera está postrada y padecemos una fuerte escasez de gasolina y diésel. ¡Increíble!

Ambos combustibles son el resultado de un proceso de destilación del petróleo, utilizando para ello torres de “craqueo” en la cual se introduce el petróleo y se calienta a elevadas temperaturas. El craqueo o cracking es un proceso por el cual se quiebran las moléculas de un compuesto. El vapor se condensa y el residuo se utiliza para grasas, aceites pesados, y fibras textiles. A continuación el vapor ya condensado se vuelve a calentar y de esa segunda fase de destilación se obtiene fuel oil. En una tercera etapa de destilación el fuel oil se transforma en diésel, que sometido a una nueva fase de destilación produce keroseno y con la siguiente etapa gasolina. A partir de la gasolina se obtiene nafta.

Cada proceso de destilación proporciona un derivado más ligero que el anterior y por supuesto conlleva mayor costo. A continuación, cada uno de los destilados es purificado
y se le agregan aditivos para hacerlos más eficientes, menos contaminantes y más estables químicamente.

Siendo nuestro petróleo pesado, ácido y con muchos residuos metálicos, PDVSA hizo una enorme inversión en refinerías de alta tecnología dotándolas de procesos de conversión profunda (craqueo catalítico) para poder convertir nuestros crudos pesados de mala calidad en derivados de alto valor como la gasolina. Por eso es tan doloroso ver el deplorable estado de deterioro de nuestras instalaciones y su incapacidad para suministrar ni siquiera la gasolina y el diésel que requiere nuestro vapuleado mercado doméstico.

La escasez de gasolina y diésel está afectando severamente la economía venezolana. Ahora se ciernen sobre el país las consecuencias de la falta de diésel, vital no sólo en la mecanización del campo y el riego de sembradíos, sino también para transportar los alimentos hasta las ciudades. Para colmo, esta semana se paralizó Cardón y se interrumpió la producción de 30.000 b/d de diésel y se interrumpió el intercambio de crudo por diésel.

El malestar se acrecienta ante las afirmaciones de que, a pesar de la grave carencia de diésel que afecta a nuestra industria, al transporte público y a los productores del campo, el diésel se sigue enviando a Cuba.

Sólo la desidia, la politización y la corrupción han podido llevar a la industria petrolera venezolana al estado de postración en que se encuentra.

José Toro Hardy, editor adjunto de Analítica

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