¿Hasta cuándo podemos seguir aguantando?
¿Qué más le hace falta a los venezolanos para darse cuenta de la ineficiencia de este régimen, que en casi ocho años de gobierno no ha podido mejorar, de manera permanente, las condiciones de vida de la mayoría ?. Pareciera que se implantó de nuevo como en épocas de Larrazabal el plan de emergencia como método para paliar la pobreza extrema. Vemos por todo el país gente cortando grama con machete, eso en si no tendría nada de malo , salvo que no vemos en ninguna parte el empleo crecer en actividades mas permanentes y sobre todo mas aleccionadoras para el que las realiza.
La infraestructura vial del país se está cayendo a pedazos y eso afecta la calidad de vida de ricos y pobres. No sólo al encarecer el transporte de mercancias sino al generar condiciones propicias para los numerosos accidentes de tráfico, que desgraciadamente, son tan frecuentes en nuestras maltrechas carreteras.
La suciedad y la decrepitud son elementos dominantes en la mayoría de los cascos urbanos de nuestras proncipales ciudades. Se vive en ellas en un estado de precariedad y de transitoriedad constante. La ausencia de nuevas viviendas es uno ejemplo evidente de la ineficiencia. ¿A quien puede gustarle vivir en esas condiciones.?
La inseguridad es tan grave que se escamotean las estadísticas, para como se dice tapar el sol con un dedo. Basta transitar por cualquier ciudad de Venezuela para ver las rejas, alambres de puas, alambradas electrificadas, calles cerradas. Eso es signo de que las cosas están mejores o por el contrario que han empeorado considerablemente en los últimos años.
La riqueza nueva y manifiesta de algunos nuevos funcionarios públicos es ofensiva ya que se le estruja a todo aquel que hace lo que puede para sobrevivir. Nunca antes en este país se habían vendido tantas camionetas y automóviles de lujo como ahora.
¿Qué esperamos para corregir esto, qué podemos hacer para construir un mejor país.? Ciertamente no es haciendo diagnósticos, ni mucho menos lamentándonos. Es hora de salir a la calle y decir que no queremos un país así y asumir la responsabilidad de sumar esfuerzos para crear las oportunidades de cambio.
