¿Hasta cuándo seguiremos así?
Cómo es posible que el responsable del sector eléctrico le atribuya a los vientos la caída de unas torres eléctricas que ocasionaron el apagón en más de la mitad del país y no suceda nada a pesar que el jefe del sindicato oficialista le solicite a Maduro la destitución de Jesse Chacón.
Cómo es posible que, poco a poco, el país con las mayores reservas de petróleo del planeta sea el que sufra de la mayor inflación del hemisferio, un desabastecimiento crónico de infinidad de productos y esté en plena recesión.
Cómo es posible que antiguos ministros del régimen denuncien una corrupción rampante y la Fiscalía y los tribunales no se den por enterados.
Cómo es posible que se viole sin pudor la constitución al permitir la politización de las fuerzas armadas y eso sea ratificado por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo.
Si estos hechos no solo son posibles sino que son parte de una realidad que cada día se degrada más, no queda otra respuesta que la de proclamar la quiebra moral de Venezuela.
Buen mediodia y tardes de hoy miercoles 2 de julio. Tengo una respuesta «muy sucia» a la inquietud del editorialista. Los venezolanos percibiran donde y como han vivido cuando cada vez que haya una «mordida» por alguna razón, sienta asco. Cuando perciba que su desenvolvimiento diario es sobre un «estiercolero» que impregna las aceras y las fachadas de casas, edificios y centro comerciales. Cuando note que su salud mental, espiritual y física no «sirven ni para elevar una oración a DIOS TODOPODEROSO», entonces, intentará rescatar algo de la dignidad perdida. Que un acto médico tenga el «final feliz menos deseado» por un cirujano y su equipo, es lo más denigrante porque no hay respeto en ningun lugar; bueno, tampoco lo está habiendo en algunos templos, según tengo entendido.
Si. Solo cuando el olor a «posturas putrefactas» invada nuestras 24 horas del día, será entonces cuando lamentaran haber tenido tanta liquidez monetaria para el buen vivir y el hedonismo, y tan poco coraje para exigir el respeto que como ciudadanos somos merecedores.
Lo dice Schopenhauer, y no se cuentas veces lo he reiterado: «El hombre vulgar se preocupa de pasar el tiempo; el hombre de talento de aprovecharlo».
El Estado venezolano nos trata como vulgares y no como talentosos.
El respeto se gana. ¿Que se ha ganado un pueblo que se prostituye? Un estado proxeneta.
Es evidente que si estamos ante la »quiebra moral» del país, lo que no quiere decir que hayamos perdido las »reservas morales» del mismo. Todo es cuestión de aguantar el embate de estos vientos en contrario y saber interpretar el momento presente, porque de que estamos mas cerca que hace catorce años de algún tipo de desenlace, lo estamos. Y es que no hay país en el mundo que soporte las presiones a las que está sometida la población venezolana en todos los órdenes de su existencia y al final no ocurra nada ; otra muy diferente, es que tal desenlace sea el esperado o deseado, pues entre los vericuetos de las contradicciones dialécticas que encierran las lecciones de la Historia, a veces lo mas inesperado es lo que ocurre. Al mejor cazador se le escapa la liebre dice el dicho.
No tenemos a mano referencias concretas que nos permitan afirmar que tenemos la »fórmula» para superar nuestras contradicciones y vencer la incertidumbre. De momento, tan solo estamos sobreviviendo en medio del caos. Si, hay indicios, peo no pruebas de que todo vaya a cambiar en el mediano plazo. Indicios que nutren la esperanza pero que no son garantía de nada, nos movemos en el campo de las presunciones mas no en el de las certezas. Al menos en estricta lógica es lo que esta sucediendo en este momento en particular.
Es posible que todo continúe así hasta el momento en que el país se paralice totalmente por falta de electricidad ; o, hasta que en los cementerios no quepa un muerto mas ; o, sencillamente, que ante el quiebre institucional no veamos el retorno de la democracia sino el imperio del desorden y la anarquía, donde la ley del mas fuerte se imponga sobre la razón y el derecho. En este país puede pasar cualquier cosa, hasta lo mas impensable e irracional. Pero cualesquiera que sea el desenlace no será nada agradable para todo el mundo sin excepción. Un vivir en una »democracia», pero de cabeza.
Desintegración e involución son los signos de nuestro tiempo histórico, lo dfícil será superarlos y no morir en el intento. Ya ni siquiera se trata de ser mas pesimistas de lo acostumbrado, es ser realistas y comprender que » es muy poca luz la que entra por la ventana» como para pensar que el »sol» está a la vuelta de la esquina. Quizás, lo peor esta por venir y no nos hemos percatado de ello… Sigamos caminando juntos, abriendo brechas y haciendo ese camino que todos queremos para nuestro país. NO NOS QUEDA OTRA OPCIÓN.
Nota: pero *