Hay que cambiar de actitud
Es necesario tener una visión más amplia de lo que ocurre en el mundo para superar la tendencia incrustada en la mente de muchosl de que todo lo que está sucediendo en nuestro entorno internacional es consecuencia de lo que ha acontecido en Venezuela en los últimos 23 años.
Hay una predisposición a ver todo como una gran conspiración, producto de lo que Fidel y Chávez impulsaron cuando el dinero de Venezuela lucía inagotable. De allí surgió el impulso al foro de São Paulo, la proliferación de embajadas de Venezuela en los lugares más recónditos de Africa y Asia y, por supuesto, en toda Latinoamérica, propagando el llamado Socialismo del siglo XXI, una fórmula edulcorada del castrismo estalinista al que ya, hasta Petro, ha calificado de anacrónico y quimérico.
Hoy hay todavía algunos que ven una marea roja apoderándose de nuestro continente y no se dan cuenta que eso no es una realidad, porque las nuevas circunstancias mundiales no lo hacen viable.
El fin de la globalización, o su modificación con base en una nueva geopolítica mundial, forzará una realineación de la mayoría de los países hacia uno de los ejes del nuevo mapa mundial.
Habrá quienes crean que lograrán crecer con el apoyo de la principal autocracia, es decir China, porque Rusia no tiene músculo financiero para impulsar desarrollo, mientras otros se inclinarán hacia las principales democracias esperando que ellas los ayuden a superar sus crisis estructurales, abriendo canales de intercambio comerciales favorables.
Lo que es cada día menos probable es seguir jugando con Dios y con el Diablo y creer que así saldrán ganando.